Un desatasco a tiempo (0-1)
España ha enderezado su rumbo en el torneo de fútbol olímpico gracias a un gol de Oyarzabal en la recta final del partido ante Australia, en el que fue determinante Asensio, asistente. Esa acción hizo justicia a un partido de España que no fue brillante, que fue espeso por momentos de nuevo, pero que en todo caso tuvo un equipo que buscaba el triunfo, el de De la Fuente, y otro que solo soñaba con el empate, Australia.
El triunfo no hace desaparecer ese juego español que se convierte en monótono, en previsible, y la falta de eficacia arriba. Problemas muy similares por cierto a los de la selección absoluta en su fase de grupos. Pero da margen, da confianza, y permitirá a España seguir creciendo en el torneo. Un torneo que en su fase de grupos terminará para los españoles ante Argentina en Saitama. España tiene ahora 4 puntos, Argentina 3, como los Australianos, que se las verán ante Egipto (1). Por lo que el empate valdría para la clasificación para cuartos.
Control sin gol
El partido lo empezó España ante Australia recordando al que acabó ante Egipto. Control, dominio, alguna que otra oportunidad pero poca eficacia. Pedri sí estuvo más activo, mejorando mucho al del debut, pero ni por esas España ocasiones claras. Ocasiones sí, pero en posiciones claras no tantas. Con todo, pese al ritmo algo cansino, a la poca sorpresa y a la falta de desequilibrio en el uno contra uno, España debió marcharse al descanso con mejor marcador. Oyarzabal tuvo el tanto en un disparo al larguero y llegaron más aproximaciones, pero sin eficacia en los metros o disparos finales. La novedad de Puado en el once, sin Ceballos por la lesión, aportó algo de movimiento y dinamismo, pero tampoco solucionó esa falta de sorpresa en el fútbol de la selección.
El atasco en ataque lo pudo solventar de nuevo Oyarzabal en el arranque de la segunda mitad, pero el de la Real hizo todo lo adecuado hasta que disparó. Se fue a las nubes. No había manera de encontrar huecos ni de llegar a posiciones cómodas. Y Luis de la Fuente empezó a menear el árbol de nuevo, sacando primero a Bryan Gil, a Rafa Mir y, sobre todo, a Marco Asensio. El futbolista del Real Madrid sí fue esta vez su mejor versión, o al menos sí fue una versión mejorada de las últimas mostradas por él. Por la banda derecha empezó a generar cosas. Conducía con menos complejos, encaraba a menudo y metía balones al área. Por el otro costado Bryan Gil también revoloteaba, aunque con menos precisión en los metros finales. Era lo que le faltaba a España, definición. No para ser una gran España, que eso se verá, pero sí para ganar.
Pero con Asensio se tuvieron más dosis de precisión en el campo. Y en una de ellas también la encontró Oyarzabal, que remató a gol el maravilloso pase del madridista, lo que no pudo hacer minutos antes Rafa Mir en posición similar. Con diez minutos por delante España, que no había sufrido en todo el partido, se dedicó a dejar pasar los minutos aunque en algún ataque asustó Australia, paradójicamente también buscando saques de banda que se convertían en misiles, aunque Unai Simón estuvo atento y los abortó. Ese fue el mayor argumento oceánico para buscar un empate que ya no llegó.