La carrera de triatlón no ha dejado alegrías para España, y sin embargo lo suele hacer año tras año en Copas del Mundo, en diferentes pruebas... Gómez Noya es una leyenda de este deporte y Mario Mola tres veces campeón del mundo, sin ir más lejos. Pero es un deporte duro, que no es matemático, y que como esta prueba demuestra a veces depara sorpresas.
Es un deporte duro, sí, muy duro. La combinación de natación (1,5 km), ciclismo (40 km) y carrera a pie (10 km) es exigente, y si no que se lo digan al campeón olímpico, Kristian Blummenfelt. Nada más llegar a meta ya como oro, el noruego se desplomó sobre la lona olímpica, todavía disfrutaba de su triunfo, y lo seguiría haciendo, claro. Pero todo el esfuerzo, toda la tensión, todo el cansancio se le vino de repente encima y vomitó justo en esa lona olímpica que él había pisado primero, como oro. Fue la primera de una sucesión de vómitos y desvanecimientos conforme los corredores llegaban a meta, algunos desplomados recibiendo asistencia, otros extenuados y otros repitiendo la cadena fisiológica del oro olímpico.
Esa dureza no solo se dejó ver nada más acabar la carrera. El británico Brownlee, que era uno de los favoritos a priori, y acabó quinto, tuvo que ser atendido ya media hora después de la carrera, tendido en el césped, por problemas en la espalda y el cuello.
La prueba de triatlón no trajo una alegría para España, pero no perdamos la perspectiva de lo que supone este deporte y más en unas condiciones como las de Tokio, de calor y humedad extremas.