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Red Bull sufre para intentar resolver sus problemas antes de Australia

Apenas han podido rodar en los test de pretemporada de Jerez y Bahrein.

En este comienzo de temporada 2014, o mejor dicho, de pretemporada, la imagen que mayor sorpresa está causando es sin duda la de dificultad que rodea a Red Bull, el equipo campeón del mundo. Completados los dos primeros test, en Jerez y Bahrein, sus sensaciones son más que preocupantes.
En Jerez, causó revuelo ver huir a toda velocidad a Sebastian Vettel sin haber tenido siquiera la oportunidad de estrenar su nuevo RB10. Y en Bahrein, días después, el gabinete de crisis entre la dirección de la escudería austriaca y los fabricantes de su motor Renault reflejó que los problemas para hacer funcionar el coche van más allá de los clásicos ajustes habituales por estas fechas.
El cambio en la normativa técnica de la competición, con la introducción de los nuevos motores V6 turbo y la limitación de numerosos elementos aerodinámicos está trayendo por la calle de la amargura a Adrian Newey y su equipo. El diseñador estrella no termina de encontrar la fórmula para hacer funcionar su nuevo coche, y cuando encuentra la solución para alguno de los problemas, aparecen otros nuevos.
A menos de un mes del comienzo del campeonato, en Melbourne, es evidente que Red Bull no termina de entenderse con el nuevo motor turbo propuesto por la FIA. Los máximos responsables del equipo trabajan codo con codo con la marca francesa para encontrar soluciones, pero por el momento, equipos como Mercedes, McLaren o Ferrari están años luz por delante de los actuales campeones. Por delante, en cuanto a prestaciones, y en cuanto a pruebas, ya que han podido realizar muchos kilómetros de test, poniendo a prueba la fiabilidad de sus monoplazas, otro de los aspectos que habrá que tener muy en cuenta este año.
Parece claro que el nuevo motor es el origen de todos los males de Red Bull, y que su integración en el RB10 genera numerosos problemas adicionales, como el calentamiento extra del propio propulsor, de las baterías, el exceso de consumo... Y por lo visto en estos primeros test invernales, queda claro que no es un fallo exclusivo del coche de Newey, sino que afecta a todos los equipos que montan el motor de Renault, es decir, a Red Bull, Toro Rosso, Lotus y Caterham.
Todos ellos, visto lo visto, llegarán a Australia en una significativa inferioridad con respecto a sus rivales y con un menor desarrollo de sus coches, fruto de la escasez de kilómetros de prueba y de la casi nula recolección de datos.
Por suerte para Red Bull, sus incesantes éxitos en los últimos cursos han plagado de patrocinadores acaudalados a la escudería, por lo que, respetando siempre los límites fijados por la competición, no parece que vayan a tener excesivos problemas en realizar las inversiones necesarias para solucionar sus problemas o, en caso de necesidad, para construir un nuevo chasis que encaje mejor con el motor de Renault.
Será difícil que estén preparados para pelear por los primeros puestos en Australia, pero visto su potencial en las últimas temporadas, tampoco parece que vayan a ponerse nerviosos. Con llegar en buenas condiciones a la temporada europea, o incluso al verano, saben que les sería más que suficiente para repetir éxitos. Habrá que ver si lo consiguen...

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