El veterano piloto brasileño Helio Castroneves, tres títulos de campeón de las 500 Millas de Indianápolis, incluido el que consiguió en el 2001 como novato, no llega a la carrera más importante de la temporada automovilística de la IndyCar en Estados Unidos, con el monoplaza más rápido, pero en entrevista con la Agencia EFE, adelantó que eso es algo que no le preocupa."Lo primero que hay que saber es que para ganar las 500 Millas de Indianápolis no es necesario tener el coche más rápido sino que al final será la suma de varios factores que son fundamentales que se puedan desarrollar a la perfección durante la carrera", explicó Castroneves, quien a sus 42 años participará por decimoséptima vez.
Lo más importante para Castroneves es tener un deseo enorme de competir, sentirse en plenitud cuando estás al volante del monoplaza, luego un gran equipo con el que se pueda trabajar en plenitud, un vehículo con motor fiable y competitivo, además de una gran estrategia y sin que falte el factor suerte, que también es decisivo.
"Cierto que estamos partiendo un poquito más atrás en el inicio de la carrera --séptima fila con el decimonoveno mejor tiempo en la fase de clasificación-- no lo normal que hemos hecho en otras ediciones, pero hay que considerar que Honda llegó este año con un motor muy potente", valoró Castroneves.
El piloto brasileño admitió que estar al frente en la salida se evitan factores que uno mismo no puede controlar como el error que cometa otro piloto, un problema mecánico del coche que va por delante y otras circunstancias.
"Todo eso, si sales en los primeros lugares lo evitas, pero no es el fin del mundo. Obviamente tienes que tener paciencia, y es una cosa que ayuda mucho y el domingo vamos a estar jugando con estas herramientas para que cuando tengamos las paradas en boxes, entonces con confianza y despacito para adelante", subrayó Castroneves.
Ante esta realidad asimilada y vivida con su larga trayectoria triunfal y de experiencia, a Castroneves no le preocupa salir de atrás dado que sabe por experiencia que puede venir perfectamente al frente y conseguir la victoria.
"La carrera no es sólo tener un coche muy rápido, debes contar con una estrategia muy buena, un equipo muy bueno, un conjunto muy bueno que te apoye dentro y fuera de la pista y en este sentido mi equipo de Penske es sin discusión el mejor, como lo ha demostrado los 16 títulos que ha conseguido en la historia de las 500 Millas de Indianápolis, sin que nadie más lo haya podido conseguir", destacó Castroneves.
Precisamente esta realidad es la que tiene a Castroneves convencido y pleno de confianza que puede luchar de nuevo por el título, un cuarto título que de lograrlo lo colocaría entre los más grandes y legendarios de la IndyCar.
"No me importa que haya rivales que tengan un monoplaza con más potencia que el mío --motor Chrevolet-- yo confío mucho en mi equipo y estoy seguro que vamos a pelear muy duro al final de la carrera", subrayo Castroneves, que volverá a tener como rivales más directos a los compañeros de su propio equipo Penske como son el francés Simon Pagenaud, el estadounidense Josef Newgarden, el australiano Will Power y el colombiano Juan Pablo Montoya.
Pagenaud es el líder de la clasificación en lo que va de la temporada de IndyCar, Newgarden ocupa el tercer lugar, el cuarto es para el propio Castroneves y el quinto para Power.
Sólo el neozelandés Scott Dixon, con motor Honda y del equipo Chip Ganassi Racing, que el próximo domingo saldrá el primero al ganar la pole en la 101 edición de las 500 Millas de Indianápolis, se ha podido meter entre los cinco primeros de la clasificación al ocupar el segundo puesto.
Mientras que Montoya, ganador de las 500 Millas de Indianápolis en el 2000 en lo que fue su primera participación, que no está con el equipo Penske durante toda la temporada, si acordó competir en la prueba más importante de la temporada.
Ante tanta competencia dentro de su propio equipo Castroneves explicó a EFE que esa es la grandeza que hay dentro de los pilotos que corren con Penske.
A la pregunta de como pueden trabajar, competir y estar todos felices dentro del mismo equipo, Castroneves dijo que esa era la grandeza de trabajar en equipo.
"Hay un total de cinco coches, con cuatro pilotos durante la temporada regular que son todos muy competentes, y el trabajar en equipo tiene un lado bueno que cada uno debemos compartir informaciones lo que te ayuda a tener conocimiento de cosas que tú no sabías y que te ayuda a evolucionar y ser también rápido". Hasta ahí el lado positivo, mientras que lo malo es que tú también tienes que compartir lo que descubras con el resto de los compañeros".
Sin embargo, Castroneves fue categórico cuando dijo que una vez que estás en la pista, cada piloto tiene plena autonomía y trabaja con total libertad junto a su equipo de cara a ser el mejor en cada carrera.
"El dueño del equipo, Roger Penske siempre no ha dejado muy claro que tenemos total libertad para disputar al máximo, sin importar que al frente de la carrera haya un compañero, pero siempre también que al final el gran triunfador sea el equipo en conjunto, como deseamos sea lo que suceda este año", destacó Castroneves. "Si hay circunstancias que demuestran que un compañero tiene más posibilidades de conseguir la victoria ante otro rival que lo puede superar, entonces se le debe ayudar, pero en principio todos salimos con la mentalidad de luchar al máximo y buscar la victoria como sea".
Una victoria que en el caso de Castroneves, la cuarta, le colocaría junto a los legendarios y líderes de todos los tiempos, A.J. Foyt, Al Unser y Rick Mears.
Por eso mismo, Castroneves, 234 carreras de la IndyCar con 39 poles y 23 triunfos, admitió a pesar de llevar ya 20 temporadas en la competición IndyCar su ilusión y entusiasmo es cada día mayor y está listo para vivir y protagonizar una carrera histórica con un invitado especial al que todos los pilotos alaban, como es el español Fernando Alonso.
"Será un gran duelo y una disputa muy cerrada para todos", adelantó Castroneves, al que en ningún momento de la entrevista se le fue la sonrisa y la expresión que puede hacer de nuevo algo grande en las 500 Millas, una prueba talismán en su brillante carrera.