Adrian R. Huber
Abu Dabi, 21 nov .- Fernando Alonso, doble campeón mundial de Fórmula Uno, no se retira. En Abu Dabi, el español disputa el que podría ser -o no- su último Gran Premio en la categoría reina, en la que lo único seguro cien por ciento es que no correrá en 2019. Año en el que completará el Mundial de Resistencia (WEC) e intentará ganar las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Daytona, en EEUU.
Alonso, nacido hace 37 años en Oviedo, desea afrontar nuevos retos deportivos, sin cerrar las puertas a un hipotético regreso -siempre y cuando sea en un coche ganador- a la F1, tal y como dejó entrever el pasado fin de semana en China; de donde salió enojado tras acabar segundo -después de que su equipo le diese el triunfo al otro Toyota- las Seis Horas de Shanghái. Lo que no le impidió mantener el liderato del WEC, que intentará refrendar en las tres pruebas que le quedan a una 'súper-temporada' que se cierra en 2019.
Después de ganar -dos veces (2006 y 2007)- el Gran Premio de Mónaco y (en junio) pasado las 24 Horas de Le Mans (Francia), el doble campeón mundial asturiano de F1 apuntará el año próximo a la 'Triple Corona', que completará si gana las 500 Millas de Indianápolis (EEUU). Una gesta que hasta el momento sólo ha logrado el inglés Graham Hill -al igual que él, doble campeón mundial de F1 (1962 y 1968)-, fallecido en 1975 a los 46 años en un accidente de avioneta.
Pero en su condición de campeón insaciable, el irrepetible Alonso elevará la apuesta y rizará el rizo apuntando a las 24 Horas de Daytona (EEUU), donde un triunfo, aparte de otorgarle el Rolex personalizado que se lleva el vencedor, convertiría en 'cuádruple' esa corona. Y le incluiría, además, en el selecto club de los que han ganado las dos grandes carreras de un día entero, en Europa y América.
Alonso, 32 veces vencedor en la categoría reina -en la que cuenta 97 podios y 22 'poles'-, no descansa. Este fin de semana afronta en la capital de los Emiratos Árabes Unidos, a la que llegará este miércoles -después de pasar unas jornadas en Japón cumpliendo compromisos con Toyota, su escudería en el WEC-, su vigésimo séptimo fin de semana de carreras.
Y después de disputar el domingo, con McLaren, el último Gran Premio del año, en el circuito de Yas Marina, donde se le rendirán unos cuantos homenajes, se trasladará a Bahrein, donde intercambiará coches con el estadounidense Jimmie Johnson, el piloto más laureado de la Nascar, con siete títulos.
En la pista de Sakhir -en la que el astro astur ha ganado tres veces en F1, entre ellas en su primera carrera con Ferrari, en 2010- al fin se hará realidad un evento al que hace tiempo ambos campeones le llevaban haciendo guiños en las redes sociales.
Un juego en el que entró hace unas semanas el Circuito Internacional de Daytona, dejando entrever la posibilidad de que, en el caso de Alonso, la sinergia buscada, más que en la categoría en la que corre Johnson, se centrase en las marcas con las que pilota el norteamericano.
Pero, antes de nada -tampoco habría que descartar en años venideros una incursión en el mundo del gran rally-, su futuro inmediato está en Abu Dabi. Donde la F1, en la que cuesta creer que el genial piloto asturiano esté 'amortizado', despedirá al hombre que puso fin al reinado del 'Kaiser', el alemán Michael Schumacher, único que ha ganado siete Mundiales.
Un adiós que no pocos esperan que sea un 'hasta luego'.