El piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton dedicó su victoria en el último Gran Premio de Estiria a la lucha contra el racismo. En el podio del circuito austríaco, el inglés levantó el puño para imitar una icónica celebración del mundo del deporte que cuenta ya con más de 50 años, popularizada en los Juegos Olímpicos de México en 1968.
Eran unos años convulsos y la lucha de los negros contra el racismo sufrido en Estados Unidos estaba por primera vez en boca de todos. Sólo unos meses antes, Martin Luther King había sido asesinado y los 'Panteras Negras' habían ganado poder en muchas ciudades hartos de la brutalidad policial.
En ese contexto llegaron los Juegos Olímpicos de México 86, donde muchos ciudadanos de Estados Unidos tenían grandes esperanzas en sus atletas negros, que participaron pese a un boicot promovido por Harry Edwards, que fundó el Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos. Entre esas estrellas estadounidenses se encontraban Tommie Smith y John Carlos, en los 200 metros.
Finalizaron medalla de oro y de bronce, respectivamente, en una final en la que el segundo fue el australiano Peter Norman. La imagen se produjo en el podio a la hora de recoger las medallas, cuando los americanos, con guantes negros, levantaron su puño al cielo como medida de protesta contra el racismo, representando el 'black power'. Además, ambos llevaron todo tipo de símbolos contra la discriminación y Norman, que apoyó a sus rivales, se les unió con una medalla del Proyecto Olímpico de Harry Edwards.
Una imagen que, más de medio siglo después, es recordada con orgullo, tal y como se vio en la celebración de Lewis Hamilton, pero levantó una fuerte polémica en su momento. El presidente del COI, Avery Brundage, ordenó la suspensión de Smith y Carlos y su expulsión de la Villa Olímpica, algo a lo que se opuso la organización mexicana.
Los dos fueron repudiados en Estados Unidos e incluso llegaron a recibir amenazas de muerte. Incluso Peter Norman también tuvo represalias en Australia por apoyar a Tommie Smith y John Carlos. Con los años, los estadounidenses llegaron a alcanzar el reconocimiento merecido y se convirtieron en iconos, aunque la huella del racismo, como se ha visto en los últimos tiempos, sigue muy presente en el país norteamericano y en todo el mundo.