El piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton es sin duda uno de los grandes protagonistas de 2020. El inglés ha conseguido de forma brillante su séptimo Mundial de la máxima categoría del automovilismo. Convertido en una estrella histórica de este deporte y en uno de los nombres más laureados del deporte en general, el de Stevenage ha liderado, además, las protestas sociales bajo el lema 'Blacks Lives Matter'. Un personaje total que en los últimos días vuelve a ser protagonista por dos razones bien distintas. Una curiosa batalla judicial y una condecoración de categoría.
Empezando por lo positivo, Lewis Hamilton va a ser ordenado Caballero de la Orden del Imperio Británico. Así ha trascendido en las últimas horas en los medios de comunicación ingleses. Lo nombrará, cómo no, la reina Isabel II, a instancias del presidente Boris Johnson. Se trata de la máxima distinción que puede recibir un ciudadano británico. Ya la recibieron multitud de deportistas y, en concreto, otros pilotos de automovilismo como Frank Williams (1999), Stirling Moss (2000), Jackie Stewart (2001) y Patrick Head (2015). Aún no es oficial pero sí oficioso.
La otra cara de la moneda es una resolución judicial en contra de los intereses del piloto de Mercedes. Desde hacía tiempo, el piloto mantenía una disputa contra la marca de relojes 'Hamilton International'. Creía Lewis que dicha empresa se beneficiaba económicamente de su apellido y su fama. Indudablemente, ligar la palabra 'Hamilton' con lo comercial es sinónimo de triunfo. Según informa el Daily Mail, la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE entiende que el deportista no tiene "derecho natural" para el uso comercial de la palabra 'Hamilton', es decir, "para registrar su propio nombre como marca si eso perjudica a terceros". La marca de relojes suizo 'Hamilton International', fundada en el siglo XIX, se puede considerar como la única que ha podido derrotar este año al flamante campeón de Fórmula 1.