Ocurrió en Mugello en este convulso 2020. Mick Schumacher, piloto de Fórmula 2, se subía a un monoplaza de Fórmula 1. Pero no a uno cualquiera. Ni siquiera a uno actual. Se dispuso a conducir nada menos que el Ferrari que su padre, Michael Schumacher, pilotó en 2004 y con el que consiguió el campeonato del mundo. La delicada situación de salud del kaiser hacía muy emotivo el instante. Momento que ahora ha recobrado interés después de confirmarse que Mick promocionará al fin a la máxima categoría en la temporada 2021.
El actual líder de la Fórmula 2 se unirá a la escudería Haas el próximo curso. Pero antes estrenará el que será su número en la Fórmula 1, el 47. Lo hará en los libres 1 del Gran Premio de Sakhir de este fin de semana, en sustitución del accidentado Romain Grosjean. Un año, sin duda, muy especial para el piloto alemán de 21 años, en el que se impregnó de las sensaciones que su padre dejó en aquel monoplaza rojo hace ya casi 17 años.