Quedan aún más de dos meses para que el rugir de los motores anuncie el comienzo de la temporada en la Fórmula 1. Sin embargo, el hecho de ver ya en el calendario el número 2021 renueva la ilusión de la afición española. La culpa la tienen los dos pilotos nacionales que estarán en la parrilla de salida en Albert Park el próximo 21 de marzo: Carlos Sainz y Fernando Alonso. El salto del madrileño desde McLaren a Ferrari y el regreso del asturiano al Mundial han desatado de nuevo la pasión española.
Y hay razones para la ilusión. La pandemia ha hecho congelar la mayoría de los cambios de reglamentación que pretenden igualar más la Fórmula 1 y el panorama se presenta muy parecido al de la temporada 2020. Sin embargo, la progresión de Carlos Sainz y las mejoras previstas en Ferrari invitan a soñar no sólo con podios para el madrileño sino con alguna posibilidad de victoria. Sainz ya se ha subido dos veces al cajón: fue segundo en 2020 en Monza y tercero en Brasil en 2019. Nunca ha ganado un Gran Premio, un salto de enorme dificultad dadas las circunstancias. Sainz pide, con toda la razón del mundo, paciencia. Y en Maranello se la darán. La lucha con Charles Leclerc promete espectáculo. Y el nuevo propulsor y sistema de suspensión trasero del Ferrari, más.
Por su parte, Fernando Alonso reúne dos tipos de ilusiones. Primero, la que genera cualquier ilustre que vuelve. El regreso de un ídolo vuelve a atrapar a quienes fueron sus incondicionales y también a los amantes de la Fórmula 1 en general. Un bicampeón del mundo con solera y de nuevo en Renault, aunque ahora se llame Alpine. Sus fantásticos registros en los test de postemporada e incluso con el monoplaza de hace dos años no frenan las expectativas. Estas, además, se consolidan ante la buena respuesta de los monoplazas en la recién acabada temporada, con Daniel Ricciardo y Esteban Ocon, que será el compañero del asturiano, a los mandos. Los podios no están lejos de Alonso y Sainz. A soñar...