Es curioso como lo pilotos de Fórmula 1 o MotoGP tienen tantos problemas para sacarse los carnets de conducir. Muchos de ellos, incluso, llegan a competir en la élite siendo menores de edad y sin rastro de ningún carnet. Otros también han llegado a confesar que no les gusta conducir o ir en moto por las ciudades, que es todo muy caótico. Todos ellos están acostumbrados a ir a más de 300 kilómetros por hora, así que se entiende que el barullo de ciudades como Roma, Barcelona o Londres está alejado de sus zonas de confort. Algo parecido le pasó a Max Verstappen.
Tras un 2023 para la historia, Verstappen encara la nueva temporada con la presión de seguir en lo más alto. Y es que en el pasado curso, el neerlandés fue imbatible. De 22 carreras ganó 19, y logró alzarse con su tercera corona en la Fórmula 1 con un margen nunca antes visto. Únicamente Checo Pérez y Carlos Sainz fueron capaces de batirle en momentos puntuales del año. Aún así, el hambre que tiene sigue siendo indudable. "No he visto el coche real, pero he visto dibujos del mismo. Por supuesto, el coche todavía no existe en el mundo físico, pero lo que he visto parece bonito", declaró Verstappen en el podcast 'Talking Bull'.
Más allá de cómo puede afrontar el 2024, el piloto neerlandés y tricampeón del Mundial de Fórmula 1 explicó recientemente cómo fue su proceso de sacarse el carnet de conducir. Era 2015 y un joven Verstappen se puso al volante. Lo 'gracioso' es que casi suspende el examen.
"El examinador me dijo que fuera a la derecha y yo, en cambio, fui a la izquierda. Entonces no cedí el paso a los peatones en una intersección. El examinador no estaba muy contento y discutimos porque aún no habían llegado a la intersección. Por suerte pude aprobar el examen. Habría sido bastante vergonzoso fracasar", explicaba Max en 'Sunday Times'.