Christian Horner vivió hace pocas semanas una serie de acusaciones que pusieron en duda su continuidad en Red Bull. Una supuesta investigación interna por parte de la escudería austriaca dejaba al jefe del equipo en una tesitura muy complicada. Se le acusaba, parece, de una conducta inapropiada con una de las empleadas de Red Bull. La noticia la acogieron los medios rápidamente y tuvo que salir el equipo a calmar todos los rumores con un breve comunicado de prensa.
Después de que la empresa tuviera conocimiento de ciertas acusaciones recientes, se puso en marcha una investigación independiente. Este proceso, que ya está en marcha, está siendo llevado a cabo por un abogado especialista externo. La empresa se toma estos asuntos muy en serio y la investigación concluirá lo antes posible. No sería apropiado hacer más comentarios en este momento", apuntaba Red Bull en un escueto comunicado.
Con el paso de las semanas, Horner no intentó aclarar la situación. Tampoco lo hicieron en Red Bull. El silencio, hasta ahora, había sido la hoja de ruta para intentar aclarar internamente esta compleja situación. Todo, hasta el momento en que la escudería ha presentado el RB20 de Max Verstappen y Checo Pérez. En el acto con los pilotos, Horner también estaba presente, y fue ahí donde habló de lo vivido durante los últimos días.
"Niego las alegaciones que se han hecho. Pero estoy en un proceso y lo respeto. Claro que ha sido una distracción, pero el equipo está unido en esto. Somos un equipo, un grupo y los accionistas son un apoyo para el equipo. He liderado a Red Bull durante 20 años, no tengo dudas sobre eso", explicaba el propio Chistian Horner en la presentación oficial del RB20.
"Tengo confianza en eso. Si no lo estuviera, no estaría aquí... totalmente comprometido con este equipo. He construido este equipo, he convencido a la gente para que venga aquí y trabaje aquí, disfruto trabajar con el equipo y con la gente. El mayor activo de este equipo es la gente y ese sigue siendo el caso", añade el británico.