Fernando Alonso sufre uno de los reveses más duros de toda la temporada. Si bien la realidad de Aston Martin es la que es, poca gente podía predecir un batacazo tan duro en la clasificación del Gran Premio de Miami. La agilidad al volante del piloto español había salvado en multitud de ocasiones la papeleta, dejando el AMR25 muy por encima de sus prestaciones. No obstante, la cruda realidad vuelve a azotar al asturiano, que no logra ni pasar de la Q1. Sin tener a Max Verstappen para 'robarle' un rebufo, Alonso solo ha podido marcar el decimoséptimo mejor tiempo en la primera ronda de la clasificación. Un resultado para cerrar una nueva jornada para el olvido: del accidente con Liam Lawson en la carrera al 'sprint' a una clasificación desastrosa para todo Aston Martin.
Ya tras la 'sprint', Alonso se mostró muy crítico con su equipo. Más allá del incidente con Lawson, al español le molestó la estrategia que eligieron, contraria a sus pensamientos. "Iba detrás de Hamilton y de Albon en carrera. Llevaba varias vueltas pidiendo los neumáticos de seco, pero en el equipo creían que no eran necesarios. Y viendo que Hamilton ha acabado tercero... pues hubiésemos estado por ahí", destacaba Alonso en DAZN tras la 'sprint'. "No lo vi todavía, no lo vi en la tele, pero bueno, es secundario, porque nunca teníamos que haber estado luchando con Lawson, sino más con Hamilton por el podio", insiste el asturiano, señalando a Aston Martin.
Que el Aston Martin no es el monoplaza de allá por 2023 es una realidad, pero hasta la fecha no se había visto unos resultados tan negativos por parte de Alonso. El piloto español suma un nuevo revés, uno de los más duros de la temporada. Hasta ahora, Alonso había logrado salvar los muebles, colocando el AMR25, al menos, en la Q2. En Miami no ha sido así. Las prestaciones del coche son las que son, muy limitadas.
Mientras que Alonso partirá decimoséptimo, Lance Stroll lo hará decimonoveno. Un resultado nefasto para Aston Martin, algo que no gustará nada a un Lawrence Stroll que ya dio hace semana un serio toque de atención a los suyos.