Las cualidades futbolísticas se maduran con el tiempo. Son muchos los entrenamientos que se requieren para perfeccionar la técnica y demasiado el sufrimiento para llegar a un nivel físico óptimo. Pero, además de todo esto, a veces es necesario un toque de genética.
Son muchas las familias de futbolistas que se han dado el relevo generacional para continuar llevando con gloria el apellido familiar por los terrenos de juego. Sagas de jugadores que se mantienen de padres a hijos.
Lo hicieron los Cruyff, aunque el primero tuvo más éxito que el segundo. Caso contrario el de los Maldini, los Alonso y los Busquets. Otros, como los retoños de Zidane y Simeone, aún tratan de abrirse paso y convertirse en estrellas.