Aún metidos en plena cuarentena por la pandemia del coronavirus Covid-19, la sociedad no alcanza a conocer ni entrever qué panorama quedará en el mundo tras el paso de esta primera gran pandemia del siglo XXI. En el mundo a nivel global (un nuevo orden geopolítico, una nueva crisis, una nueva situación de España en el mapa político), pero sobre todo en el mundo a nivel local. ¿Cómo va a influir esta pandemia en nuestro mundo, en nuestra vida, en nuestro día a día, una vez pase y acabe? ¿Qué medidas serán transitorias y cuáles permanentes?
No pretendemos hacer un ejercicio de futurología ni adivinación. Pero sí un ejercicio basado en medidas que ya se toman, las que se intuyen, las que se proponen y las que vendrán.
Ya ocurre en el periodo de cuarentena. Sanitarios, policías, cuerpos de seguridad, trabajadores en supermercados... y los ciudadanos que tienen y salen a la calle las portan. Ya es habitual verlas pues, pero seguirá siendo habitual. Porque en potenciales épocas de contagio (las venideras) la mascarilla, como lo es ahora en China, Japón y otros países asiáticos, se convertirá en un complemente de nuestra vestimenta, al menos en espacios públicos. Olvídense ya de mirar raro al asiático de turno con mascarilla por la calle. Ya no es por polución o exageración, será por precaución y prescripción.
Y a esto añadan mascarillas coloradas, de diseño, estampadas... un nuevo complemento.
Los bares y restaurantes serán posiblemente los últimos establecimientos en recuperar la normalidad, y en realidad puede que no lo vuelvan a hacer como antes de esta cuarentena. Al menos seguro que no será así durante un tiempo.
En Italia, por ejemplo, aunque no se contempla una vuelta inmediata de la hostelería, ya se deja entrever que se recomendará (no es descartable legislación al respecto) que las mesas o los puestos, sillas, etc., se coloquen con un mínimo de distancia. En restaurantes ahora más 'masificados' eso supondrá reducir muchísimo los espacios y el aforo. Lo mismo en las barras de bares, con una separación entre los clientes, por ejemplo. Y entre los mismos clientes y los camareros.
Ahora obligan en supermercados, por supuesto en centros sanitarios. Pero en adelante serán casi obligatorios en cualquier trabajo que suponga cercanía o contacto con objetos comunes. En los servicios por ejemplo, máquinas dispensadoras...
La imagen es de un servicio de Gran Bretaña, y es un buen ejemplo del uso que se empezará a hacer de muchos sanitarios, masculinos sobre todo. Uno de cada tres para respetar las distancias de seguridad. Aforo más limitado y por supuesto con medidas higiénicas reforzadas.
El 11S modificó nuestra forma de viajar. Las medidas de seguridad, los tiempos, cambiaron tras el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York. Nuestro mundo también cambiará a partir de esta pandemia. Sobre todo el occidental, porque hay costumbres ya bastante extendidas en Asia, donde temen un tipo de pandemia así desde hace varios años. En muchos aeropuertos existían desde la época de la Gripe A controles de temperatura corporal, a modo de portal de seguridad. Si la temperatura delata al individuo con fiebre, no podrá viajar o entrar en un país. Es una costumbre ya experimentada en Singapur, por ejemplo, en su etapa en Malasia, y que no tardará, sobre todo en épocas pandémicas, en exportarse a aeropuertos de Occidente.
Y no solo aeropuertos. Conciertos, partidos, eventos multitudinarios empezarán a contar con estos controles, igual que hoy día se controla el acceso de objetos metálicos, por ejemplo.
Los parques en Italia o en España se cerraron a las primeras de cambio en la pandemia. Los niños, a pesar de no padecer el Covid-19, son vehículos de transmisión. Por eso su vida ha sido tan limitada en condiciones. Pues bien, no descarten que en épocas del año susceptibles de pandemias, sobre todo invierno y primavera, en las que el virus subsiste mejor, se limiten los aforos de parques infantiles. En Italia, por ejemplo, siguen cerrados y en España ni se contempla su reapertura.
A día de hoy la policía puede pedirnos identificación, nuestro DNI, en cualquier momento. No será de extrañar que además de porra, pistola y uniforme la policía empiece a portar... termómetros. ¿Ficción? Nuevamente Singapur, o Shanghai, lo han puesto en marcha para prevenir la pandemia de coronavirus. Por la calle un policía podía pedir la temperatura de medirla de cualquier transeúnte. Si tienes más de 38º... sospechoso y culpable.
Es más, muchos trabajadores en estos casos lucían 'certificados de temperatura', confirmando que se encontraba sano ante el cliente que interactúa con él.
¿Conocen aquello de aparcar en una acera del 1 al 15 de cada mes, y en la contraria del 15 la 30? ¿Conocen aquello de que en algunas calles puedan aparcar algunos vecinos por número? Ocurre en muchas localidades de España. Pues bien, durante la cuarentena en pueblos de Sevilla se ha puesto en marcha aquello de salir por el número de casa. Un día los pares, otros los impares.
Los colegios, en algunos casos con clases masificadas, también pueden verse obligados a turnar sus alumnos, siempre que no tengan espacios o profesores suficientes para dividir los alumnos. Donde caben tres, ya solo cabe uno.
Suena al futuro, pero es presente. Ya lo hace el gobierno a través del GPS de los móviles. Pero a partir de ahora, en controles de potenciales pandemias incipientes, se baraja incluso, en China, tener controlados y geolocalizados a posibles portadores del virus. Para controlar dónde y cómo se mueven.
Las pandemias suelen originarse con mutaciones de un virus ya conocido o por el surgimiento de un virus desconocido que cambia al pasar de un portador a otro. Es una explicación somera, sin duda. Pero lo que es más que evidente es que en los animales está mucho del origen de las posibles futuras pandemias mundiales. El coronavirus pudo originarse en un mercado de Wuhan en determinadas condiciones y con determinadas manipulaciones de animales, según algunas teorías.
Eso puede provocar en principio un mayor control sanitario alimenticio, sobre todo animal. Ya se tiene, pero a partir de ahora puede derivarse en un control casi genético de sus posibles virus. Y es de suponer que ciertos animales,antes de que lleguen a los mercados, con certificados sanitarios, cuesten más caros, y más caros llegarán a nuestros supermercados.
Tele-visión. Tele-comunicaciones. Tele-realidad. Para lo que ha dado el adverbio griego. Tele, 'lejos' en el idioma clásico. Vuelve al presente porque su uso va a extenderse aún más. El teletrabajo ya es una realidad en muchos casos, pero lo será en más porque todas las actividades deberán con protocolos de teletrabajo. Mínimo de ciertas horas y días a distancia... porque además las oficinas de trabajo contarán a su vez con control de distancia de seguridad entre puestos y trabajadores. Así que prepárense para hacer cuanto más a 'tele', a distancia.