La historia de Thais Escolar no es una cualquiera. Empieza con una joven promesa de la gimnasia artística de España que lo deja todo por el exceso de presión y acaba con un regreso a la competición... junto a su hijo. De sus razones, sus idas y venidas, sus aprendizajes y su profundo amor por la gimnasia nos habla esta española de origen guineano en una charla con ElDesmarque e Iberdrola. Confirma, de nuevo, que #EllasValenOro.
Thais empezó a andar con sólo nueve meses de vida y al poco tiempo ya se estaba colgando "de todos los sitios donde veía que se podía subir". Ante tal torrente de energía, sus padres decidieron buscarle una actividad. Pasó las pruebas para entrar en un circo, pero esa no era vida para una niña de cinco años. Conoció la gimnasia y un día se acercó a su club, el Gimnàstic Osona y se enamoró por completo.
Verla saltar, dar piruetas, dobles mortales... era un auténtico placer. Llegó a formar parte del equipo nacional y buscaba una plaza en los Juegos Olímpicos de Pekín (2008). Su nombre ya sonaba como el futuro de la gimnasia artística en España. Pero de pronto, en 2007, decidió dejarlo todo. "Era muy joven, tenía demasiada presión y veía el deporte como una obligación. Sólo pedían más y más de mí y acabé muy saturada. Y hasta ahí llegué", explica Thais.
Tuvo un hijo, Kilian -que ahora tiene 12 años-, y en 2009 regresó al gimnasio. Volvió a participar en unos Mundiales... y la vida volvió a darle un palo: se rompió el ligamento cruzado. Y no terminó de recuperarse, por lo que se dedicó en cuerpo y alma a entrenar a otras.
Hasta que el año pasado reapareció en escena y compitió a nivel nacional en la Liga Iberdrola con el Osona. Porque en realidad nunca se ha ido del todo.
En 2019, Thais Escolar dio la sorpresa: volvía a competir. En su club, entre broma y broma -donde la verdad asoma-, le decían que compitiera en la Liga Iberdrola. Y la inscribieron dos semanas antes. Y ella no pudo resistirse: "Todo fue rodado", confiesa. A pesar del poco tiempo que tenía, con dos hijos -aunque Thais cuenta siempre con la ayuda del padre o las abuelas- y su trabajo como técnica en el club, "entrenaba un día por semana, una hora y media". Pero no fue un problema, porque es como montar en bicicleta: "Tu cuerpo tiene memoria. Te cuesta al primer o segundo intento, pero al tercero ya te sale. Había cosas que me salían incluso mejor que cuando estaba horas y horas repitiéndolo".
En el Campeonato de España, disputado en Valencia, Thais coincidió con su hijo, gimnasta como su madre: "La entrevista me la hicieron a mí, pero el protagonista era él. Era la novedad de madre e hijo compitiendo, pero el mérito se lo dejo a él. Yo fui para acabar la temporada, sin ningún objetivo. Estaba más nerviosa por él que por mí", confiesa sonriente Thais, aunque no oculta que tiene sentimientos encontrados con la dedicación de su hijo a la gimnasia.
"Pasa más horas en el gimnasio que yo", dice la exgimnasta. "Su vida es instituto o gimnasio y lo veo desde fuera como madre y me da como cosilla porque sé que tuve que sacrificar muchísimas cosas y no quiero que él se pierda su adolescencia. Pero también me encanta ver cómo hace gimnasia, se me cae la baba y se le da muy bien". Las dos caras de una misma moneda.
Thais Escolar espera que su experiencia sirva de inspiración a las más jóvenes. Recalca la importancia de tener un apoyo en esos momentos en los que sólo piensan en dejarlo, alguien que te ayude a encontrar la verdadera razón: "Yo lo decía cada día cuando era pequeña porque estaba cansada, era una niña… pero cuando vas creciendo, te vas dando cuenta de que te has perdido una cosa pero me han compensado con otras cosas: he viajado, conocí a muchísimas personas que hoy en día siguen en mi vida…".
"Les diría que si pueden, sigan. Si necesitan un tiempo, no es nada malo. Nadie las tiene que juzgar. Una semana, un mes o un año", explica Thais. Sabe de lo que habla: "Yo estuve dos años parada y pude volver a competir. Está demostrado que a los 16 no se acaba, muchas gimnastas son madres, y luego vuelven".
Los padres han perdido el miedo a dejar que sus hijos e hijas hagan gimnasia por las altas exigencias o los asuntos de malos tratos que siempre han rodeado a este deporte. "Cada temporada hay un boom de niñas y niños que quieren apuntarse", destaca orgullosa. "Ahora los entrenadores somos los primeros en ponernos en contacto con las familias. Es muy diferente".
España necesita, a ojos de Thais, un empujón para ponerse a la altura de las grandes potencias mundiales: "Estamos viendo gimnastas que hacen cosas inhumanas. No sólo Simone Biles, hay vídeos en las redes de chicas desconocidas que hacen cosas increíbles. Igual fallamos los entrenadores, porque tenemos miedo a la hora de enseñarles algo a las niñas por ser pequeñas. Si ella tiene un camino, es tarea nuestra y de la familia. No podemos ser nosotros más ambiciosos que la niña".
Entre triples mortales, Thais acepta jugar al test de preguntas rápidas de ElDesmarque para permitirnos conocer su lado más íntimo. Su plato favorito o la canción que más la ha marcado son algunas de las respuestas que nos da. Todo, en el vídeo inferior.