Ana Escamilla tiene sólo 22 años pero su nombre ya resuena en el mundo del voleibol. Es una jugadora de peso en la selección española femenina, ha jugado en tres clubes de la Liga Iberdrola, ha vivido una temporada en Alemania y ahora se encuentra en Italia, donde se disputa una de las mejores ligas de Europa. Esta almeriense está dispuesta a llegar a lo más alto del vóley con su trabajo diario y su sonrisa por montera. Concede unos minutos de amena charla junto a ElDesmarque e Iberdrola y pone en evidencia, una vez más, que #EllasValenOro.
Ana empezó combinando el fútbol y el voleibol. Pero acabó decidiéndose a jugar con las manos por los devenires de la vida. Al balompié jugaba por diversión, al voleibol llegó gracias a -u obligada por- sus amigas. Y, a pesar de que a priori puede parecer que el fútbol es un deporte con más proyección, nunca se lamentó de elegir el vóley: "Lo eché mucho de menos, pero no hasta el punto de arrepentirme porque no he llegado a tener ese vínculo con el fútbol".
Nació en Almería, pero desde muy joven se buscó la vida fuera de casa. A los 14 años la llamó José Miguel Serrato, por entonces el seleccionador nacional, para que se fuera a la concentración permanente (CAEP) de Soria. Ana ni siquiera sabía lo que era y a sus padres les pareció una locura que siendo tan joven se fuera tan lejos. Pero al final los convenció y allí vivió una experiencia apasionante.
Desde entonces, su carrera deportiva ha ido in crescendo y ahora se encuentra en Italia, el epicentro del vóley a nivel europeo. En una temporada complicada por la pandemia del coronavirus, Ana está viviendo un sueño para cualquier jugadora. Un sueño que le permite mirar hacia el futuro con alegría y, sobre todo, optimismo.
Tras unos años en la concentración permanente en Soria, Ana jugó en la Liga Iberdrola. Formó parte del Feel Alcobendas -su primer club profesional-, del CV Logroño y el CV de Barcelona. Recuerda con mucho cariño sus tres etapas en la competición española: "Fueron muy bonitas, cada una diferente". Madrid fue la más complicada, porque "fue el primero de adaptación al vóley profesional, y además era el primero que estaba en un piso, haciéndomelo todo yo y siendo independiente", reconoce.
Y en la Ciudad Condal vivió una época mágica: fue la máxima anotadora del equipo y varias veces MVP, convirtiéndose en una de las mejores jugadoras de la Liga Iberdrola. En lo personal también fue idílico: "Hicimos un equipo en el que estábamos todas muy ligadas, era algo especial. Por eso creo que los resultados fueron tan buenos, el equipo estaba muy consolidado y aunque fuese el primer año que jugábamos juntas, parecía que nos conocíamos de toda la vida".
En el curso siguiente, Ana se fue a Alemania, donde en el SC Potsdam también fue MVP algunas jornadas. La temporada acabó de forma abrupta por la crisis sanitaria de la COVID-19, pero eso no impidió que en Italia se fijaran en ella. En junio de 2020, el UYBA Volley (Busto Arsizio, Varese) la fichó y la almeriense está cumpliendo un anhelo: "Para cualquier jugadora de vóley, su sueño es jugar en Italia y sobre todo en un equipo de alto nivel como el mío. Me da pena no estar disfrutándolo al máximo, porque hemos tenido parones por COVID -ella misma lo ha pasado dos veces-. Nos va frenando el ritmo, el poder conocer el país, las ciudades. Pero el hecho de estar aquí, jugar y aprender de las mejores del mundo es un sueño hecho realidad".
Ana, que está terminando la carrera de INEF, ve complicado que en España se alcance de nuevo la gloria en el voleibol, ya que "somos un país en el que el fútbol da mucho y el resto de los deportes no tenemos tanta visibilidad". No obstante, aplaude el trabajo de Iberdrola en este sentido: "Creo que a este deporte le hace falta mucho trabajo e Iberdrola lo está haciendo, dándole ese punto de visibilidad que le falta al voleibol a nivel nacional".
A pesar de su juventud, Ana Escamilla fue la jugadora más destacada de la selección española femenina en el Campeonato de Europa de 2019 (Turquía, Polonia, Hungría y Eslovaquia). Pero ni ella misma se esperaba poder llegar a ese nivel: "En ese mismo momento la gente me decía este tipo de comentarios y no era siquiera consciente. No me lo esperaba, sólo trabajo lo máximo que puedo y si luego vienen los resultados, estoy agradecida".
No se olvida además de sus camaradas de equipo: "Una persona puede jugar bien, pero si no tienes a tus compañeras es muy difícil, y eso tengo que agradecérselo a ellas".
En ese torneo continental, Ana sintió por primera vez lo que era jugar en un pabellón lleno hasta la bandera de público. Y, en lugar de achicarse, la almeriense se vino arriba: "Mucha gente me dice que soy de esas que con el pabellón lleno juego incluso mejor. Soy una persona emocional y eso me da mucho impulso, mucha fuerza. Me motiva un montón".
Ana tiene una proyección amplísima y, aunque se ha parado a plantearse qué hacer cuando su carrera en el voleibol acabe, de momento sólo se ve jugando. Y luego, ya se verá.
Acostumbrada a rematar balones a toda velocidad, Ana Escamilla no tiene problemas en someterse al test de preguntas rápidas de ElDesmarque para dejarnos conocer sus gustos más personales. Un sueño de gran altura o el deportista al que elegiría para pasar una cuarentena son algunas de las respuestas que nos deja. Todo, en el vídeo inferior.