Los milagros existen, especialmente en el deporte. Y suelen obrarse asociados a la voluntad y a la constancia. Esas dos virtudes son las metafóricas muletas con las que cada día anda por la vida Rakel Mateo, diploma olímpico hace sólo unos días en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Sólo seis meses después de haberle sido amputada la pierna izquierda, la paratriatleta de la localidad vizcaína de Mungia culminaba una hazaña sólo al alcance de heroínas. Y es que, sin duda, #EllasValenOro.
La historia vital de Rakel Mateo no ha sido precisamente un camino de rosas y si fuera así está claro que las rosas estaban envenenadas. Con 46 años años en la actualidad, durante toda una década de su juventud tuvo que combatir los estragos de la anorexia y hace veinte ahora sufrió un accidente laboral que le dejó graves secuelas en la pierna izquierda. Nada más superar lo uno llegó lo otro, casi sin solución de continuidad. Y menos de felicidad.
Un fatídico día de 2001, mientras trabajaba en un supermercado, casi cien kilos de fruta le cayeron sobre la pierna y, por ende, sobre la vida. Las lesiones neuropáticas derivadas del accidente limitaron su movilidad, pero no su fe. Pese a que apenas había practicado algo de danza, vio la luz del deporte en la silueta de una bicicleta antigua de su hermano. La cogió, se ató la pierna lesionada al pedal con el cordón de una zapatilla y dio las primeras pedaladas de una nueva vida.
La libertad que sintió la llevó a competir en ciclismo hasta que en 2013 el paratriatlón se le cruzó por delante. No sabía ni correr ni nadar, pero poco le importó. Debutó con la selección española de la modalidad en la Copa del Mundo de Madrid en 2014, logrando con posterioridad hasta once podios en pruebas internacionales, entre los que destacan el quinto puesto en el Mundial de Rotterdam de 2017, la medalla de plata en el Europeo de Estonia un año después y el diploma olímpico de Río de Janeiro'2016.
Su carrera plagada de éxitos deportivos no quedó exenta de sinsabores. Justo cuando se aplazaban los Juegos Paralímpicos en el pasado mes de marzo su madre enfermaba de Covid. Pero tampoco ese episodio pudo con Rakel Mateo, que en febrero vio presentársele la oportunidad de dar otro gran giro a su vida. Dolores y muchas pastillas podían quedar en el olvido con la posibilidad de amputación de la pierna.
Pese a la magnitud de la intervención y la cercanía de los Juegos Paralímpicos, esta jabata vasca dio el paso y ahora no se arrepiente. No le dieron el alta hasta mediados de julio y poco más de un mes después asombraba al mundo alcanzando su segundo diploma olímpico. En el video superior Rakel Mateo, visiblemente emocionada, relata sus sensaciones tras lograr ese hito en Tokio'2020. Un hito que debe ser ejemplo para el deporte internacional.
Y el holandés otro crack. Muy bonito.
Con esta gente te quedas sin palabras. Que superación, que ejemplo para tanta gente. Mil veces Zorionak