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El Madrid, el Barça y los árbitros

Periodista desde 2000. Fundador de ElDesmarque.

Son días complicados para el fútbol. El juego, tal y como lo conocemos, pende de un hilo. Arabia crece llevándose buena parte de las estrellas y los grandes europeos sufren por su horrible gestión y buscan fórmulas alternativas para reinventarse. El Madrid y el Barça viven presos de su propia histeria y trasladan, con sus gigantescas maquinarias mediáticas, ese estado a toda la sociedad. Da igual quién o qué esté delante, el objetivo es ganar en todos los ámbitos, con o sin razón, en el campo o fuera, y el relato es fundamental.

Esa histeria te lleva a contratar a Negreira, a activar 257 palancas para fichar o a montar una competición sin formato, sin aficionados, sin rivales y querer jugarla el mismo día que se juegan otras: Un auténtico disparate. Eso sí, siempre con la connivencia de tu gigantesco aparato mediático. Hasta cierto punto es normal que quieran un cambio de aires. Lo que hacen, ganar uno u otro casi todas las ligas, no tiene ningún mérito. Disparan con napalm, juegan con las cartas marcadas. De ahí que duela tanto la derrota, incluso el empate, porque no se puede explicar, es INADMISIBLE.

Convierten las semanas en insoportables. ¡Pobre del equipo que se vaya a enfrentar a ellos! Jugar con el Barça o el Madrid es una tortura. Manejo de la designación del trencilla, arbitraje ad hoc en función de cuándo sea el clásico, comportamiento macarra de algunos de sus futbolistas (cierto es que siempre son los mismos), y lloros, lloros, lloros y más lloros si no ganan, cosa que, desgraciadamente, pasa muy poco.

En el Sevilla-Real Madrid ocurrió que De Burgos Bengoetxea, después de la que habían dado toda la semana, no quiso líos y por eso pitó como pitó, bastante bien dadas las circunstancias. Tengan ustedes en cuenta que viene un Clásico y que nadie quería sanciones. Como resultado de esto perdonó alguna amarilla a Vinicius, Mendy y Rudiger y no quiso pitar como penalti la jugada de Navas con Vinicius ni sacarle roja a Bellingham: ¿Por qué? Pues porque Vinicius ya estaba en el aire volando y cruzándose delante de Navas para provocar el penalti y porque el inglés no le hizo ningún daño a Rakitic.

Todo esto, además, ha sido muy útil: El debate arbitral tapa que el Sevilla fue mejor, que llegó más, que tuvo mejores ocasiones y que el Madrid generó muy poco, como en todos los partidos ante equipos medianamente decentes a los que se ha enfrentado esta temporada. El Madrid juega con un portero normal, no tiene un nueve top, hace aguas en los laterales, tiene problemas en el centro de la defensa y sufre por no poder disfrutar ya de Kroos y Modric en sus mejores versiones. Sigue esperando a Mbappé y ha planificado fatal. Pero apenas leerán o escucharán críticas. Es preferible hablar de árbitros y de Negreira, que todo lo tapa. ¿Cuándo será la próxima queja arbitral? Cuando vuelvan a no ganar.

Y que quede claro que con el Barça pasa igual.

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