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Discurso de tanatorio

El entrenador del Betis, Pepe Mel, reprochaba hace apenas unos días el pesimismo que envolvía su equipo por los últimos resultados, y recordaba la buena clasificación del conjunto verdiblanco en la Liga. "Parece que estamos en un tanatorio", indicó.

Pasados unos días, el que se ha metido en el tanatorio, de lleno, es el mismo Pepe Mel. Su discurso ha tornado en pesimismo constante, en advertencias continuas y en visiones catastróficas del futuro verdiblanco. "La Liga se va a hacer larga", "si no llegan refuerzos caeremos diez puestos", han sido sus últimas declaraciones en versión moribunda.
No debe Mel excederse en sus discursos apocalípticos, aunque sean una llamada de atención a la dirección deportiva. Porque el técnico madrileño, sí, se está excediendo, y no por sus reclamaciones. Estas siempre van en pos de la mejora del Betis, de la consecución de los objetivos, de un mejor rendimiento del equipo, y además son razonables y hastas lógicas. Pero se está excediento en sus formas, por exceso y por defecto.
Por exceso porque pone entre la espada y la pared al club. Apunta a su responsabilidad directa en todo lo que afecte al redimiento deportivo de la plantilla de aquí al final de la temporada. Todo lo que ocurra podrá tener su cuña en la falta de refuerzos, en la falta de efectivos aquí o allá. Pero cabe recordar igualmente que en algunas semanas el Betis recuperará a hombres importantes para el técnico, esos mismos jugadores que han llevado al Betis a la privilegiada posición que ocupa.
Ese exceso en la traslación de la responsabilidad se ve acompañado además por un defecto, el citado pesimismo. La palabra de Pepe Mel en el beticismo es sagrada, trasciende el discurso para convertirse a veces en argumento ideológico, e incluso atraviesa la ideología para convertirse en argumento 'político-deportivo'. Es el caso. El beticismo repite por su boca el discurso catastrofista de Mel, que si bien en el técnico tiene un fin, con formas justificadas o injustificadas, en los aficionados se convierte en doctrina.
Por eso Mel debe medir su discurso de 'tanatorio'. Que pida, que pida lo que crea justo para su equipo, lo que crea oportuno para redondear una gran temporada, pero que mida. A ver si sus palabras, en vez de un medio para lograr ciertas pretensiones, se van a convertir en fin mismo.
 

 
aramirez@eldesmarque.com

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