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La pescadilla que se queda sin cola en el Betis

El Betis ha entrado en una vorágine de malos resultados, intranquilidad, derrotas y mal fario que empieza a contagiar a todos los miembros del club por igual, desde el administrador judicial de la mayoría de las acciones hasta el entrenador, pasando por su defensa central o por el planificador deportivo.

Nada parece salir a derechas en el conjunto verdiblanco, y cuando las cosas se enquistan y no salen adelante es evidente que algo funcional mal o directamente no funciona. Todos esos errores, esos fallos se han puesto en circulación en un círculo vicioso en el que parece instalado el club verdiblanco, cuyo rodaje debe frenar cuanto antes.
Los dirigentes del Betis no muestran un total apoyo al entrenador, un apoyo sin reservas; el entrenador, por su parte, parece hacer la guerra por su cuenta, ondeando su bandera, pero no la común, quizás porque no existe; el director deportivo se pone del lado de las altas esferas, pero flaco favor le hace con una tan mala planificación como la de esta temporada; los jugadores que han llegado para reforzar el plantel no la refuerzan realmente; Pepe Mel, desquiciado por la falta de nivel, se desquicia a sí mismo con decisiones inexplicables; esas decisiones inexplicables lastran a su vez con los malos resultados la gestión, que económicamente es brillante pero deportivamente nefasta este curso; los gestores, principalmente José Antonio Bosch, se empeñan en alejarse del beticismo con reprimendas absurdas como las de la junta; los béticos se sienten alejados de la gestión, y quizás más cerca de Pepe Mel, hasta ahora el 'salvador'; Pepe Mel, a su vez, recela de todos los sectores porque en la situaciones delicadas no se ven grises, solo blancos o negros; los futbolistas huelen ese recelo entre bastidores hacia el entrenador, e incluso se atreven a insinuar fracturas en la caseta; la caseta es novata, y poco gobernada si no es por Mel; Mel necesita de la caseta, del vestuario, para salir de la situación delicadísima en la que está; y el consejo necesita de Mel, por ahora, para buscar la tranquilidad necesaria; una tranquilidad que aparece lejanísima, claro tras perder 4-0 un derbi.
Todo este Betis convertido en una especie de Camarote de los Hermanos Marx debe naturalizarse, asentarse y poner pie en pared ante algunas tendencias poco recomendables para un equipo de fútbol, que a veces no funciona como una mera máquina empresarial. Quizás sea tarde para solucionar todos esos entuertos, pero al menos debe haber la intención común de obviarlos, pasarlos por alto y convivir con ellos.
 
 

 
aramirez@eldesmarque.com

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