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Comienza la temporada de caza en Andalucía


Es tiempo de caza y las diferentes vedas que en Andalucía se extienden de octubre a febrero. En caza menor abundan el conejo, la perdiz roja el zorzal, la paloma, la becada o las aves acuáticas. En caza mayor: el venado, el jabalí, el gamo, el muflón y el arrui o carnero de berbería, un tipo de cabra norteafricana que se introdujo en Murcia y se ha extendido por Almería, Los Vélez y la Alpujarra.

La Federación Andaluza de Caza fue constituida en 1983 a resultas de que se fusionaron las federaciones existentes de Andalucía occidental y oriental y desde entonces comenzó su intensa actividad y su defensa de la caza social y de facilitar la práctica en la localización geográfica más próxima a sus federados.
De las 22.720 inscripciones que existen en el Registro Andaluz de Entidades Deportivas aparecen 2.265 entidades -asociaciones, sociedades o clubes-  de caza, 12 de cetrería, 8 de caza con perros y 3 de caza con arco.
El deporte cinegético, con sus muchos detractores y otros tantos  impulsores, alcanza un muy elevado número de licencias y año tras año se consolida como una de las prácticas tradicionales e importantes para la Comunidad Autónoma y especialmente para el medio rural.  En 2012  la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía expidió 257.293 permisos de caza.
A nivel federativo el número de licencias en Andalucía a día de hoy es 86.879. Por provincias se distribuye así: Almería: 5.869, Cádiz: 7.613, Córdoba: 14.291, Granada: 11.679, Huelva: 9.748, Jaén: 14.668, Málaga: 12.656 y Sevilla: 9.632. La licencia federativa más común y la que más se expide es la tipo N, que cuesta 35,75 euros al año e incluye seguro con coberturas propias y  seguro de responsabilidad civil. El cazador, por lo general persona con un alto sentido del ecologismo y amante del medio natural, está obligado a poseer licencia de caza expedida por Medio Ambiente, permiso de armas en vigor con su correspondiente certificado médico de armas y permiso de coto para realizar su práctica.
Andalucía es la mayor de las federaciones autonómicas por delante de Extremadura, Castilla La Mancha, Castilla León o Cataluña. Registra una actividad con numerosos aficionados y adeptos y que supone una aportación sustancial a la economía de muchos municipios. Andalucía entera es un amplio cazadero por su geografía, clima y orografía. En la caza mayor destacan las zonas de sierra de Huelva, Córdoba y Jaén: Cazorla, Sierra Morena, Hornachuelos y otras serranías andaluzas.
En lo referido a caza menor el conejo se caza fundamentalmente en la campiña sevillana y cordobesa y la perdiz roja –un recurso de lo más apreciado y bastante escaso- especialmente en los alrededores de Marchena, Osuna o La Janda gaditana. La perdiz roja despierta una especial sensibilidad y está siendo objeto de estudios y mimo en su conservación y resulta especialmente atractiva para los aficionados resulta la caza de la perdiz con reclamo. Las acuáticas predominan en el entorno de Doñana y en las marismas a ambas orillas del Guadalquivir y en otras lagunas y humedales de la geografía andaluza.
La caza se ha convertido en un destino de turismo cinegético de relevancia con un perfil del visitante de pernoctación hotelera y gasto alto. Casi 15.00 de los permisos concedidos por medio ambiente la última temporada procedían de fuera de Andalucía.
La caza también es un deporte que genera determinadas problemáticas.No tan polémicos resultan los cupos de capturas y las subastas de explotación de terrenos público o especies cuyas tasas han subido considerablemente en los últimos años, como la Orden de Vedas y los periodos establecidos que no se adaptan a las necesidades de la caza. Las fechas de veda anualmente generan descontentos entre los cazadores. Pocos quedan satisfechos con los periodos de cada especie porque las condiciones de cría y reproducción cambian cada año o por los planes de protección especial de zonas o fauna específica que se determinan.
También mucha controversia está generando la prohibición que quiere implantar la Unión Europea con el silvestrismo, es decir, la captura de aves como el jilguero, el pardillo o el verderón cuyo objetivo es educarlos para el canto. Se quiere implantar la prohibición de su extracción del medio natural. Hoy día está permitido como una excepción, sus practicantes tienen que estar federados para acreditar que se trata de una práctica deportiva y tienen un cupo de capturas y la obligación de suelta anualmente de los ejemplares con menos dotes cantoras.
Mención aparte merece la cetrería, el arte milenario de criar y cazar con aves rapaces que fue declarada patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco en noviembre de 2010. En Andalucía la principal asociación de esta modalidad es la Asociación Cetreros del Sur (ACESUR) y su evento de mayor relevancia las Jornadas Cetreras de Andalucía que en 2014 tendrán lugar en su sexta edición del 10 al 12 de enero en Antequera. Se utilizan principalmente halcones, azores, gavilanes y aguilillas Harris aunque también águilas, cernícalos, ratoneros, milanos o incluso búhos, todos ellos criados en cautividad.
Por último es reseñable que la caza tiene su turismo específico y no es escaso el movimiento comercial de armerías, maestros armeros, rehalas de perros, batidores, servicios veterinarios y que genera multitud de puestos de trabajo dedicados a su guarda y explotación cinegética en cotos y fincas públicas o privadas.

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