Desde este rincón han oscilado críticas y defensas de la labor de Unai Emery en el banquillo del Sevilla, porque realmente ha tenido errores y aciertos durante la temporada, el último ante la Real.
El peso de unos y otros ya es más debatible. Pero en cualquier caso, es el momento justo para que el técnico de Hondarribia dé continuidad a los segundos.
Porque realmente está más que capacitado para de verdad sacar adelante de forma satisfactoria esta temporada con el equipo nervionense, si deja de lado algunas estridencias que le han restado puntos esta campaña.
Parece haber quedado claro que, aunque en plenitud de condiciones el equipo puede responder a varias modalidades de juego, en general se comporta mejor con una. Esa más defensiva, más seria, más junta; esa que le permiten sus buenas dotes al contragolpe y su buen manejo de la estrategia; esa que arropa más a la defensa y destrye los espacios del rival.
Con esa fórmula, con ese 'plan A', el Sevilla se encuentra más a gusto, incluso aunque algunos de sus futbolistas rindan menos a nivel individual. Pero con ese modus operandi la defensa ya depende menos de las individualidades y se comporta mejor en grupo, el centro del campo es más solidario, aunque tenga que sacrificar algunas piezas más lucidas a priori, como Marin, y la delantera puede entrar en una rueda de rotaciones sin verse perjudicada, es más, saliendo beneficada de ella toda vez que los minutos de la Liga y la Liga Europa se reparten.
Emery dio con el plan, el 'plan A' por resultados, y debe mantenerlos. Puede recurrir a fórmulas alternativas, claro que sí, los partidos dan para mucho, para jugar con cuatro delanteros o con ocho defensas. En realidad eso es lo de menos. Lo importante es saber y conocer el patrón de juego, sin menoscabo de variarlo en momentos puntuales, pero solo en circunstancias muy particulares.
Si da continuidad a ese 'plan A', el Sevilla y hasta el mismo Emery pueden consolidarse. Porque realmente ese 'plan A' fabricado por el mismo técnico es productivo, positivo. Pero debe indentificarse el Sevilla con una forma de juego. Y su entrenador, Unai Emery, igual. Si se hacen reconocibles y se encarnan ambos, la recta final de la temporada evitará la indefinición y puede hasta ilusionar.
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