Es Noticia

Tenemos un [bendito] problema

La Platea de Juanma G. Anes
(Huelva Información)



Yo era de los que en agosto firmaba salvar tranquilamente la categoría, de los que en noviembre pensaba que las eliminatorias por el ascenso no nos las quitaban ni con aceite hirviendo y de los que, hasta hace tres días, veía el batacazo final tristemente inevitable. Como casi todo el mundo, vaya. Es lo que tiene no ser tan extremadamente listo como los muchos ‘yoyas’ que levitan por aquí (esos del “yo ya decía que el equipo subiría”, “yo ya decía que ganaríamos en Las Palmas”, “yo ya decía que mi abuela era ingeniera…”). Por cierto, curioso lo de quienes aseguran que la remontada del Decano del pasado domingo hizo daño a muchos recreativistas. No, oiga, se puede evitar decir ‘sí bwana’ a todo y querer al Decano, y quien no se alegre de un triunfo del Recre en una situación límite, como era la del domingo, simplemente no es recreativista, es un amargado, un miserable avinagrado. Pero a esos hay que dedicarles poco tiempo.
Por mil circunstancias que creo honestamente que esta semana no viene a cuento recordar, gran parte de esa afición albiazul otrora fidelísima –resucitada tras lo de Soria y afianzada con los ascensos a Primera y con la final de Copa- ha vivido de espaldas al equipo. Pues este sábado ese matrimonio roto se puede empezar a reconciliar. Dar el primer paso y tender la mano para ello siempre fue difícil, pero el 2-3 resultó el mejor gesto posible de entrenador y jugadores para resetearlo todo y tratar de volver a ser lo que fuimos.
Los que desertaron tienen ahora la palabra. Si para volver a arrimar el hombro necesitan disimular que la ilusión también ha vuelto a sus cabezas o deben esconder, quizás, la sonrisa para lucir ese ‘orgullo del despechado’, que no se preocupen que el resto haremos como si no nos diéramos cuenta. El reconocer que podemos volver a ilusionarnos juntos es sólo un bendito problema. Es tan grande lo que se puede lograr que se necesita un último esfuerzo… y más teniendo en cuenta que los que tratan de birlarnos el decanato rezan por nuestro hundimiento. Sólo por eso ya merece la pena.

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