La expedición de fin de ciclo del Equipo Femenino de Alpinismo (EFA) en Chile ha concluido después del fallecimiento de Mariano Rueda, alpinista argentino que se unió al Equipo Femenino de Alpinismo formado en esta ocasión por Tamara Romero, Inma Garrido y Pere Vilarasau. La expedición se inició el 10 de octubre como actividad estrella dentro del período de 3 años de tecnificación de las integrantes del Equipo y se dividió en dos partes diferenciadas.
Apertura de nuevas vías en el Cordón Cochrane
En la primera parte de la expedición, el Equipo formado por Pere Vilarasau e Inma Garrido se estableció en Coyhaique, un lugar estratégico para la realización de actividades. Allí se incorporaron 3 alpinistas argentinos, Inés Dussaillant, Mario Callado y Mariano Rueda, que aportarían al grupo conocimientos sobre las montañas, aproximaciones, vías, descensos y logística.
El primer objetivo estaba puesto en el Cordón de Cochrane, en el Macizo del Cerro de San Lorenzo, a 350 km de Coyhaique aproximadamente. Se realizó una primera ascensión a la Torre Sur, siguiendo el glaciar de Calluqueo al oeste del Cerro de San Lorenzo. El grupo permaneció 12 días en la zona con tan solo 3 de buen tiempo, se montó un cómodo Campo Base que dio acceso a varias actividades, aunque para escalar la Torre Sur el grupo montó un Campo Base avanzado al pie de la misma. Bautizaron la vía como “Jaque Mate” (650m 80º/M6), que conduce a una cima, hasta el momento virgen, que nombraron como Las niñas. También aprovecharon para escalar la Torre Este, de 400m con dificultades de 45º M4.
De regreso a Coyhaique, el grupo se centró durante 10 días en la escalada en roca en Chile Chico, una zona de paredes de 300 m de basalto muy especiales y técnicas en su escalada. Realizaron varias vías en el Cerro Pirámide, Cerro Castillo, Cerro Mackay y Escudo, aprovechando los momentos de buen tiempo. El grupo acumuló varias escaladas en fisura de hasta 7b+ y equiparon 5 nuevas vías de escalada deportiva de gran dificultad, pero prevalecieron las escaladas de 6b, 6c y 7a en fisura y hasta 180m de desnivel.
Explorando la remota Cordillera del Avellano
A partir de ese momento el Equipo focalizó su mirada en el segundo objetivo de la expedición, el descubrimiento de la desconocida y aislada Cordillera del Avellano, con la incorporación de Tamara Romero. En todoterreno cubrieron los 250 km de distancia hasta Puerto Sánchez, una pequeña población de 50 lugareños situada en el flanco norte del lago General Carrera. Desde Puerto Sánchez el grupo continuó con arrieros y caballos durante 4 días de aproximación hasta el Valle del Ventisquero, al final del extremo de la cordillera del Avellano. Resultó una aproximación difícil por un terreno abrupto e incómodo, en donde fue obligado cruzar las aguas revueltas de varios ríos a caballo; se traspasaron valles y planicies con la mirada puesta en un estético pilar rocoso que cerraba el circo.
Una vez montado el Campo Base a unos 1.000 m de altura, se realizaron algunas incursiones para ver las mejores opciones de ascensión, las condiciones de las montañas, intuir los mejores descensos, etc. El tiempo fue muy malo, pero el día 20 de noviembre amaneció despejado y el grupo rápidamente se puso en marcha y decidió realizar 2 actividades distintas simultáneamente, dividiéndose en 2 cordadas: Inma Garrido y Tamara Romero optaron por una ascensión de 600 m de escalada en roca y mixta y Pere Vilarasau y Mariano Rueda escogieron un itinerario más fácil por nieve (45º), siguiendo la arista oeste directa a la cumbre sin nombre de un poco más de 1.800 m de altura. Inma y Tamara no acabaron la vía al encontrar malas condiciones en su progresión y decidieron retirarse. Mientras tanto, la otra cordada, ya cerca de la cumbre, fue sorprendida por un pequeño alud de nieve primavera que arrastró a Mariano Rueda pendiente abajo, causándole la muerte por múltiples contusiones. A partir de ese trágico momento, el grupo se centró en recuperar el cuerpo sin vida de Mariano Rueda y notificar cuanto antes el suceso a los Carabineros de Chile mediante walkie talkie desde el Campo Base. Fueron 4 días de extrema dureza para el Equipo, que colaboró en la medida de sus posibilidades y fuerza en las labores de rescate de la víctima con un tiempo muy desfavorable.
Una vez el Equipo acabó las labores de rescate y pudo descansar unos días en Puerto Sánchez para rehacerse del fuerte golpe moral y del desgaste físico de los días en la montaña, volvió hacia el Valle del Ventisquero para poder recuperar todo el material abandonado en el Campo Base durante la precipitada bajada en busca de ayuda y socorro. Las integrantes del EFA agradecen profundamente la colaboración, apoyo y solidaridad de la gente de la región de la Cordillera del Avellano y de todos los compañeros y amigos de Coyhaique.
El EFA llega a su fin de ciclo
La actual promoción del Equipo Femenino de Alpinismo ha llegado a su punto y final después de 3 años bajo la dirección de Pere Vilarasau, que cede la dirección a Marc Subirana. Durante este período, Pere Vilarasau ha realizado una gran labor de tecnificación en alpinismo para Anna Bonet (FEEC), Berta Terrés (FEEC), Glòria Serral (FEEC), María Alsina (FEEC), Tamara Romero (FAM) e Inmaculada Garrido (FAM), que han demostrado sobradamente su alta calidad técnica en todas las disciplinas del alpinismo y también sus fuertes valores personales.
Fruto del elevado coste de la actividad y de la dificultad para conseguir permiso laboral para esta época del año, tan sólo tres miembros han podido realizar el viaje a la Patagonia chilena, Inma Garrido y Tamara Romero, ambas de la Federación Andaluza de Montañismo (FAM), acompañadas por el director del Equipo, Pere Vilarasau. Gracias a una línea extraordinaria de subvención del programa “Mujer y Deporte” del Consejo Superior de Deportes (CSD), la expedición ha podido ser financiada en su totalidad, aunque esta noticia se supo el día 17 noviembre 2014, cuando la expedición ya llevaba un mes en la montaña.
Para la FEDME ha sido importante trasladar el espíritu del alpinismo que defienden sus equipos a la Patagonia chilena, un alpinismo respetuoso con las montañas y el medio ambiente, que no deja huellas a su paso y que es ético con la actividad deportiva y el estilo.