Enfermos de Carnaval

La sesión tuvo todo y más de lo que debió tener. Hubo polémica, regresos, futuro y presente de la fiesta, calidad, buenas comparsas, cuarteto y un chirigotón. Sin duda, la mejor sesión de las siete que se llevan celebradas.

Uno de los regresos esperados era el del Gago. Cuando escuchas este cuarteto te das cuenta de que lo que verdaremente les ha hecho grandes es haberse quedado tantas veces a las puertas del primer premio. Su éxito está en la fidelidad a su forma de entender el cuarteto a pesar de los resultados en el concurso. Es eso lo que hace al cuarteto 'Los pensionistas se la dan de artistas' único. Estos cuarteteros siempre eligen el camino más complicado para llegar a la risa, pero también el más emocionante, el más de Cádiz, el de la rima. Y consiguen hacer reir sin perder un ápice de su estilo. Convencieron en una parodia para enmarcar, con uno de los mejores estribillos del concurso y con un popurrí cantado, como los de antes.
En comparsa actuaron Lobos de Juan Fernández y OBDC El Show de Piocchio de Germán García Rendón. Ambas volvieron a poner el nivel muy alto en la modalidad. Aunque con objetivos distintos - la primera lucha por asentarse entre las favoritas a todo y la segunda por entrar por primera vez en semifinal- las dos agrupaciones levantaron al público en algún momento de la actuación. Los Lobos de Juan Fernández, con su segundo pasodoble, sirvió de analgésico para lo que ocurrió antes con la comparsa de Sevilla. Por su parte, OBDC traía como siempre mucha carga crítica y musical en su repertorio, y aunque parece que no ha llegado a dar el salto que todos esperaban, sí levantó de sus butacas al respetable con una dura y justa crítica a la Universidad de Cádiz.
La polémica de la noche llegaba apenas comenzar la función, tras el coro de 'La Viña en guerra'. Aparecía en escena una agrupación de Sevilla como muchas de las que llegan al Falla desde hace varios años. Pero esta lo hacía con una característica que haría de la actuación uno de los esperpentos más tristes de lo que llevamos de concurso. Una comparsa de Sevilla venía a Cádiz a cantarle a Sevilla. Hasta ahí bien, la temática nunca fue un imperativo en este concurso. Pero lo que parecía un piropo sentido a su tierra se convirtió en una burla a los que asistieron al teatro. A veces no hace falta insultar para llegar al insulto, y dos cuplés dirigidos al gallinero evidenciaron que la actuación, más que un piropo a Sevilla, era una provocación en toda regla. La reacción del público fue espontánea, la tanda de cuplés, obviamente, fue muy premeditada. Al margen de eso, centrándonos en el Carnaval, el grupo sonaba bastante bien, con un tipo austero -sin forillo- y con un repertorio tan legítimo como inadecuado. Cantarle un repertorio completo a Sevilla o a cualquier otra ciudad en un concurso de Cádiz no tiene mucho sentido, entre otras cosas, porque cantar algo que puede que la gente no conozca es, al menos, absurdo. Pero es la grandeza del Carnaval, la fiesta más sagrada de Cádiz da esa oportunidad para que algunos se den tan osados caprichos.
Y volvía el Love, y lo hacía de la mano del autor sevillano José Antonio Alvarado. Se puede decir que lo mejor y lo peor de la noche llegó de la capital de Andalucía. La dupla Alvarado-chirigota del Love funcionó a las mil maravillas. Al autor le viene como anillo al dedo el grupo y el grupo sabe sacarle partido a lo que le proponga cualquier autor. El sevillano volvió a apostar por una chirigota 'acuartetada'. Pero sobre todo, hay que agradecerles la elección del tipo. La chirigota solo piensa en febrero, no hay nada que no lo relacione con la fiesta de este mes. Estos enfermos del Carnaval se vuelven loco por el Carnaval y volvieron locos al público con continuos golpes sobre la fiesta gaditana. Vuelve fuerte la chirigota del Love, si de entrada ya optan al máximo, ya se pueden imaginar después de este gran pase de preliminar.