La eternidad es una palabra profunda, interminable, algo así como este primer domingo de febrero. Pasaban las horas y no llegaba el momento de volver a ver a la comparsa de Antonio Martínez Ares en las tablas del Gran Teatro Falla. Pero llegó. Telón arriba. Si antes pedíamos que las horas volaran ahora queríamos parar el tiempo.
No era para menos. La ausencia de 'El Niño' durante trece años aún pesa en la mente de cada aficionado. Antonio fue durante un período solo el recuerdo de aquel Carnaval que a muchos enamoró. Esta fiesta no existiría sin la nostalgia y de ahí tanto éxtasis en los instantes previos a la aparición del genio. Quién esperó hasta la medianoche es porque alguna vez en el pasado cayó rendido ante algunas de sus comparsas.
Y de eso sabe Antonio 'tela'. Golpe de efecto nada más aparecer. Comienza la presentación con el final del popurrí del año pasado. La cosa empieza como acabó. Pero el giro de un año a otro es considerable. Adiós al forillo negro. Barqueros que transportan almas a la eternidad. El tipo le da vida a la muerte. La endulza. La comparsa suena a Cádiz, a Antonio, al carnaval de antes, a la comparsa desenfadada de hoy y a la comparsa del mañana que él mismo nos presenta. Martínez Ares revolucionó el carnaval del pasado y viene dispuesto a hacer lo mismo con el de ahora. Su obra es un remix de todo lo que Antonio ha sido pero dejando la impronta con registros desconocidos tanto en el pasodoble como en el popurrí. Ares se lleva el pasodoble a la galaxia, habrá que madurarlo de nuevo como pasó con el de 'Los Cobardes'. La comparsa usa el pito justo antes de rematar el pasodoble. Extravagancia del genio que llama la atención. El primero a Cádiz y el segundo a un joven de treinta años que tiene que volver a casa de sus padres. Cuplés simpáticos rematados por un estribillo sublime, antesala de la mejor parte del repertorio. Un popurrí que hay que probar, saborear, tomarlo y digerirlo. Escucharlo una sola vez es como mojar los labios en una copa de 'Moët &Chandon'.
Antonio no se conforma con lo que fue. Podría haber seguido con la fórmula que le dio el éxito en el pasado, pero no. Antonio fue y es revolución. Quiere ser eterno -ya lo es- y viene dispuesto a revitalizar la fiesta con nuevas ideas que no dejarán indiferentes a nadie. Disfruten el regalo. Ahí tienen otra oportunidad para enamorarse de Cádiz otra vez.
Junto a Ares cantó el coro de Luis Rivero que volvió a poner el listón muy alto. Homenaje a varios de los carnavales del mundo. Venecia, Brasil, Cuba, China,Cádiz... El popurrí es una maravilla. De nuevo bailes, cantes y mucho arte. El coro suena igual de bien que siempre. Vuelve a sorprender Rivero con ese estilo que ha encontrado en la modalidad. A ver a donde son capaces de llegar.
Además cantó la chirigota de Sevilla 'Manolo el del bombo' que bajó mucho el listón con respecto al año pasado. Actuaron también las comparsas 'Camina diablo' y 'Los de la charca'. Y justo antes del cabeza de serie hizo su actuación la chirigota de Puerto Real 'Yo esto no me lo explico' con un repertorio rancio y por momentos desagradable.