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El Sheriff y los tangos destacan en una sesión de sorpresas Irrepetibles

David Fernández

Irrepetible es la sensación que dejan el Sheriff y el Lulu cada vez que pisan las tablas del teatro. Irrepetible es la primera vez que suena la falseta del tango. E irrepetibles son las sorpresas como la de la comparsa de Alcalá. Todo lo que ha tenido, precisamente, una tercera sesión de -valga la cuarta repetición- momentos irrepetibles.

La chirigota del Sheriff prometía y cumplió con las expectativas, gracias a un tipo loco, característico de la agrupación. Unos curanderos, 'Quitapupas', guiados por una cabra payoya, que tienen remedios para todos los males. Sobre todo, para la tristeza… cerveza, cerveza, cerveza. Y si algo cura y sana es el abrazo de un padre, el mayor Dios que existe, al que ellos le rezan en un pasodoble que, a buen seguro, será de los más escuchados en días posteriores.
Y más allá de las expectativas llegó la comparsa de Alcalá, un canto a las historias irrepetibles que dejan los libros. Agrupación bien trabajada, maravillosamente sonada y que se convirtió en la agradable sorpresa de la noche. También cumplió, y con creces, el primer coro de este año, ‘Rockola’. Apuesta fresca e innovadora la del Coro de Los Estudiantes, con una enérgica puesta en escena que no perdió el ritmo hasta el final de un popurrí marcado por las coreografías y la variedad en la estética.
Más añeja sonó la chirigota ‘Los que vienen de vuelta’, con la que unos veteranos rocieros saltaron la reja del templo más colorao. Su estandarte, las coplas del ayer. Y para ello continúan cantando, para demostrar que lo bonito y sencillo que es esto del carnaval. Y es que a esta fiesta se rinden todos. Hasta Puigdemont, La Pantoja u Ortega Cano, que llegaron desde ‘El circo de la sombra’ junto a otros famosos encarcelados y con el que se escuchó el primero de los homenajes a Chiquito de la Calzada.
También en memoria de don Gregorio sonó un pasodoble de 'La perla dorada', comparsa procedente de Marbella bajo la idea de unos jornaleros que rindieron culto a su uva más preciada. Y si hay esclavos de las tierras, también los hay del carnaval. La sesión la cerró 'La Esclavitud', comparsa con un repertorio muy ajustado al tipo, el de los que cumplen la dulce condena de ser cautivos del carnaval.

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