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Ojú que domingo

Alejandro Vilas

Si llegaste al final del domingo cansado y recurriste a la cama de forma prematura, no te fustigues, no fue una mala decisión. El vello nunca se erizó y la risa apareció en contadas ocasiones. El reloj corrió deprisa para paliar tanta indiferencia en una sesión mediocre. Lo mejor, que ya es lunes.

La noche era solo para valientes. Para aquellos y aquellas que cada noche devoran hasta la última letra de cualquier repertorio. No hubo copla que llevarse a la cama ni música que subiera la tensión. Ni fu ni fa. Nada que diera la nota ni nadie que se hiciera notar. O sí.
Abría la sesión el coro de Julio Pardo y Antonio Rivas. Un año más y ya van cuarenta tangos. Este año venían de duendecillos carnavaleros que mueren por la fiesta. Una vez más, lo mejor de este coro es una afinación precisa y al alcance de muy pocos grupos en el Carnaval. No se arrastran los puntos y se notó en las letras. Irán a más.
El coro era la única agrupación consagrada de la noche. En ese proceso de confirmación está aún la chirigota de Écija, que tras hacer un gran concurso en la edición anterior, este domingo llegaba como cabeza de serie. Buen pase el de estos sevillanos que aspiran a volver. También agradó mucho la última comparsa de la noche 'El incomprendido' con un conjunto de voces enorme.
También pasaron por las tablas del Falla la comparsa 'La Cumbre' y la chirigota 'Los que pasan de página'. Ambos grupos dejaron muy buenas sensaciones, con buenas letras y buenos grupos. Pueden que estén cerca del corte. Con menos éxito pasaron por el teatro de los ladrillos 'coloraos' la joven comparsa portuense 'La Octava Maravilla' y el cuarteto de Córdoba. A la primera le faltó ensayo y a los segundo buenos golpes en el repertorio.

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