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Mal debut para Davidovich en la Copa Davis

Davidovich y Martínez van a saludar a los rumanos tras perder en el dobles (Foto: EFE/Daniel Pére
ElDesmarque - EFE

El equipo rumano de la Copa Davis ganó el tercer partido de la eliminatoria en dos sets, por 7-6 (2) y 6-4, con un gran nivel de Horia Tecau y Marius Copil frente a los españoles Alejandro Davidovich y Pedro Martínez, que debutaron sin poder cerrar el pase a la fase final.

Rumanía fue mejor en el dobles del clasificatorio de la Copa Davis y pudo recortar distancias en el resultado global (2-1), en un primer set muy igualado que se resolvió en el 'tie break' y una remontada en el segundo, donde pasaron del 4-1 al 4-6 y dejaron sin opción a Davidovich y Martínez.

Marius Copil y Horia Tecau, este último experto en dobles (fue número dos del mundo), se toparon con una pareja muy fiable: Alejandro Davidovich y Pedro Martínez mandaron desde el principio con un gran Davidovich en la red (2-0).

La derecha de Copil, que ya demostró ante Alcaraz que su saque puede poner en apuros a cualquiera, puso a tono a Rumanía con el 3-2, en bolas con demasiada precipitación del dúo español.

Rumanía se creció en el sexto y séptimo juego de partido (3-4) con un Copil muy enchufado, alzando el puño dirigido a la treintena de aficionados rumanos de la grada de la pista marbellí.

Con Pedro Martínez subiendo a la red y haciendo de pared a los golpes de Tecau, el equipo español logró empatar, pero hubo demasiado riesgo en puntos donde se pudo asegurar más y el 4-5 dejaba a Rumanía cerca de anotarse el primer set.

Así, llegó la respuesta mutua: dos juegos en blanco para España, otro para Rumanía y al todo o nada del tie break, donde los de Sergi Bruguera fueron inferiores.

Con un set abajo y la obligación de remontar por primera vez en la eliminatoria, Martínez y Davidovich encontraron su mejor versión e impusieron el 3-0, pero los rumanos respondieron desde la experiencia y el 4-4 llegó tiempo después.

El gran resto de Copil y su entendimiento con Tecau, venidos arriba en lo anímico, certificó lo que parecía improbable: pasar del 4-1 al 4-6 final y obligar a España a ganar el cuarto partido, tercero individual de la eliminatoria.

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