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El sello italiano de Alejandro Davidovich

Davidovich, durante el Masters 1000 de Montecarlo (Foto: Cordon Press).
Santiago Aparicio

El despegue del malagueño Alejandro Davidovich en el circuito ATP quedó reflejado en el Masters 1000 de Montecarlo, el primer evento sobre tierra batida de relevancia en el curso, y cuyo éxito total acarició alentado por un equipo asentado, formado, entre otros, por el entrenador de toda la vida, Jorge Aguirre, el exatleta Martín Fiz, puntal en su preparación física y también mental, y su agente, el italiano Corrado Tschabushnig, que ordena el desarrollo empresarial y de patrocinio del malagueño.

Notó Davidovich el salto desde la categoría júnior, donde llegó a ser el segundo jugador del mundo y donde alzó el trofeo de Wimbledon, al circuito profesional. No terminó de arrancar el jugador español que ahora se ha acomodado entre los treinta mejores del mundo.

Fue entonces, cuando aún contaba con 17 años y lo único que tenía era un futuro más que prometedor, cuando Tschabushnig se decidió a apostar fuerte por el potencial de este tenista. Nadie como el italiano, exjugador y metido en desde hace casi tres lustros en la gestión de tenis con su empresa 'Topseed' se aventuró en apadrinar con tanta firmeza a Davidovich.

Los italianos Lorenzo Sonego, gran promesa del tenis y el consolidado entre los mejores del mundo Matteo Berrettini, forman parte del reputado elenco de tenistas amparados por la empresa de Tschabushnig. Davidovich es también, desde hace casi un lustro, uno de ellos.

Tres empresas patrocinan al jugador español que acarició su primer título ATP y que ya ha formado parte del equipo español de la Copa Davis. Diadora, una marca, italiana, siempre adherida al deporte que vuelve a la primera línea; Head, la firma de su raqueta y todo lo relativo con el tenis, y la empresa Topseed de Tschabushnig.

"Tenía 17 años y yo estaba muy convencido del chico porque le veía algo especial". Jorge Aguirre, su entrenador de toda la vida, le había llevado hasta el momento y tenía que hacer algo solo y entonces me dijo lo que quería plantear y buscamos un par de marcas que quisieran apostar por él. Las marcas que apuestan normalmente son las marcas de tenis, las que comprenden el deporte. Porque un banco o un seguro o un coche o algo no tiene este 'feeling' por el deporte. Son empresas que normalmente compran un producto, un jugador que está hecho. No una promesa. Empezamos con Diadora, una marca histórica de tenis que ha puesto gran parte de la plata y luego Head, que ha puesto otra parte y luego la otra nosotros (Topspeed)", relató a la Agencia EFE el empresario italiano.

Davidovich cumplió con las expectativas de sus patrocinadores año tras año. En cuanto a resultados, en cuanto a ránking y en cuanto a crecimiento humano, un factor relevante a la hora de apostar por un deportista para la agencia de Corrado Tschabushnig que pretende que el deporte vuelva a recuperar la emoción sobre el escenario. La humanización sobre un producto de laboratorio.

"Davidovich maneja sus emociones pero no tiene miedo de mostrarlas. Expresa que sufre, que se emociona, que lucha. Y es algo nuevo en el circuito. Faltaba un Davidovich. La mayoría de los jugadores son un poco máquinas. Son automáticos y muestran poco sus emociones y si las muestran son para expresar la frustración o romper raquetas. El tenis necesita jugadores que les gusta estar en la pista pero también humanidad. Eso es Alejandro".

Davidovich, tras ganar en semis ante Dimitrov en Montecarlo (Foto: AFP).

Interés de los patrocinadores en Davidovich

El papel realizado por el malagueño en Montecarlo ha despertado a las empresas en los últimos tiempos pero el agente italiano tiene claro el criterio a seguir. No le sirve cualquiera para acompañar el devenir del jugador español: "Mi idea es que pueda ser un reflejo de lo que es España, empresas españolas y alrededores. Es decir, un grupito de empresas que nos respeten, que tengan la misma idea que nosotros. La meta de llegar arriba. Patrocinadores que viajen con nosotros durante cuatro o cinco años y nosotros llevarles por todo el mundo y ayudarles a posicionarse, hacer negocio. Lo hemos planteado muy bien con Sonego y Berrettini en Italia y ahora queremos hacer lo mismo con Alejandro en España".

Tschabuschnig relativiza, por ahora, el aspecto económico: "No jugamos por dinero. He rechazado propuestas relacionadas con redes sociales, influencers. No lo vamos a hacer nunca. Queremos patrocinadores que respeten su trabajo y comprendan la vida del tenista. Que no exijan demasiados días de trabajo porque un tenista tiene pocos días libres".

La representación de Davidovich maneja dos opciones principalmente que pueden marcar su futuro: "Vamos a optar por un par de patrocinadores importantes que van a ser a largo plazo".

Davidovich viste Diadora, una marca italiana que estuvo al alza tiempo atrás, en el fútbol, con la selección italiana, y con jugadores de tenis de primera línea. Ahora ha vuelto a la actualidad. Está de moda otra vez. Y desde hace años ha elegido a Davidovich como referente en el mundo de la raqueta.

"Diadora eran las zapatillas de Borg en Wimbledon, el de Boris Becker, de Jennifer Capriati, de Jim Courier, de Gustavo Kuerten; pero en esa época llegaron problemas porque los patrocinios se hacían demasiado grandes. Tienes un montón de resultados y a veces la marca tiene una reacción grande. Y pasó hace diez o doce años. Entonces la marca fue comprada de nuevo por Geox y desde entonces marchan muy bien. Ellos me conocen de siempre y me llamaron para apostar por un jugador mayor y bien posicionado, que fue el alemán Jan Lennard Struff y por un chico que pueda llegar al tope del mundo y elegimos a Alejandro. No les interesa veinte jugadores o treinta. Nos pidieron estos perfiles. Uno para ahora y el mercado europeo que es struff y otro para apostar que lleve a Diadora adonde estaba antes,en la final de un torneo grande, a la final de un Grand Slam. Es un poco de riesgo, pero si apuestas por el equipo justo y adecuado es mejor que llevar diez jugadores".

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