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Manu Bejarano retoma el contacto con su Lamborghini en Paul Ricard

Manu Bejarano posa junto a su coche.
Jefe de Ediciones de ElDesmarque.

Tras un inicio soñado en la Lamborghini Super Trofeo Europa, con dos cuartos puestos en las primeras carreras en Imola, Manu Bejarano vuelve a subirse al coche de la escudería Imperiale Racing para un test en Paul Ricard, escenario de la segunda parada de la competición monomarca más exigente del mundo del 2 al 4 de junio.

La prueba llegará casi dos meses después del inicio de la competición en el trazado italiano, por lo que el sevillano aprovechará esta jornada de entrenamientos en Francia para retomar el contacto con los casi 700 caballos de su Lamborghini y seguir con su adaptación, ya que no hay que olvidar que pese a rozar el podio en las primeras pruebas debuta en la categoría este año.

Así pues, el piloto quinteño acumulará hoy más kilómetros con el coche y tratará de reconocer más sobre el asfalto un circuito en el que tendrá que rodar de nuevo en poco más de un mes, ya de manera oficial en la segunda cita del campeonato.

Manu Bejarano, durante una prueba.

Tras esta jornada Bejarano seguirá con una preparación que considera clave para mantener su buen nivel en la Lamborghini Super Trofeo Europa. Cabe recordar que mientras otras escuderías y coches cuentan con dos pilotos que se intercambian para cubrir la hora aproximada que dura cada carrera, el andaluz está solo, lo que conlleva un gran desgaste físico. "Me entreno diariamente para estar en la mejor condición posible. Gimnasio, atletismo, bicicleta, boxeo... El de boxeo es un entrenamiento muy exigente y lo adapto a la conducción", explica el protagonista. También trata de alejarse poco del asfalto y se ha entrenado en karts en circuitos como los de Campillos o Motorland para estar "el menor tiempo posible sin un volante en las manos". "Es importante seguir activo, porque todavía estoy en un periodo de adaptación".

Otro de los entrenamientos que lleva a cabo en casa es con un simulador profesional, con el que se aprende al dedillo cada curva de los circuitos. "Cuesta más que muchos coches, pero a la larga sale barato comparado con las ruedas y la gasolina que uno puede gastar en los entrenamientos. Es una buena herramienta para acortar el aprendizaje. Es diferente, pero muy real: las curvas, las marchas... se asemeja todo mucho", asegura el piloto sevillano.

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