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La foto de una chica con leucemia ante La Macarena que cambió la idiosincrasia del San Roque Balompié

Álvaro Borrego - Jesús Borrero - Kiko Hurtado

Sin saber cómo ni por qué, la vida siempre termina sorprendiéndote. En un suspiro, todo cambia. Sin entender el motivo. Cuando menos lo esperamos, el destino nos presenta un desafío para poner a prueba nuestro valor y voluntad de cambio. Y en momentos como ese, no tiene sentido fingir que no ha pasado nada o decir que aún no estamos listos. El desafío no espera. El verdadero poder es la capacidad de cambiar las cosas. Esa tarea es la que encomendó, casi por recomendación divina, Alfonso Peña, alias Fito, al que la Esperanza Macarena le ayudó a cambiar su propia vida. Y no solo la suya, también la de su familia, sus jugadoras y hasta la de su club, el San Roque Balompié.

El propio Fito denomina el relato como una "historia de causalidades y casualidades". Un cuento que surgió en la previa del 18 de diciembre -el día de la esperanza- cuando el entrenador vio una imagen que le cambiaría la vida. En ella aparecía Victoria Esperanza, una chica con leucemia cuya imagen contemplando el rostro de La Macarena dio la vuelta al mundo. Puedes conocer el relato completo, en la viva voz de Fito, en el vídeo de arriba.

Victoria Esperanza, ante la Esperanza Macarena (Foto José Campaña)

La fe y el deporte, motores de cambio para mejorar vidas

José Campaña -vaya desde aquí nuestro agradecimiento a él- inmortalizó ese momento y la imagen llegó a manos del propio Fito. Él quedó impregnado de la dulzura de la chica, irreductible ante los problemas, y la reutilizó para tratar de transmitir a su equipo - el cadete femenino del San Roque- todos los valores que veía en la imagen. En la previa del partido, le contó la historia a las chicas "Cuando hablo en el vestuario, le cambia la cara a las niñas. Hubo magia, fue un momento mágico. Victoria porque vamos a ganar y Esperanza porque se va a poner buena".

Fito relata para ElDesmarque que aquella foto le cambió "la forma de afrontar las cosas" y es que a su juicio, Victoria Esperanza estaba "como si viese a su propia madre. Había ternura, emoción..." Fue entonces cuando el entrenador trató de contactar con la familia, quien le contó todos los obstáculos -leucemia- con los que llevaba lidiando la pequeña.

"Es fundamental, y los padres lo agradecen mucho, que les transmitas valores. En el deporte se pierde a veces ese punto de vista y se lleva a otras cosas", añade. Tras consensuarlo con la madre, Fito decidió sorprender a su equipo con la presencia de Victoria Esperanza. Caprichos del destino, aquella primera charla surgió un 18 de diciembre. El día de la Esperanza.

Unas semanas más tarde, Victoria Esperanza decidió sorprender al equipo. Fito lo organizó todo, adelantando la charla previa... y apareció la pequeña. Aunque se le vio un poco tímida al principio, desde ese momento se convirtió en el alma mater del equipo. Desde el principio se estableció una simbiosis mágica, un ambiente único, y es que hasta la pequeña realizó a mano unos regalitos que entregó, una por una, a las jugadoras.

Victoria Esperanza, con el femenino del San Roque Balompié (Foto: Kiko Hurtado)

La madrina del San Roque

El San Roque le devolvió el gesto haciendo el saque de honor y le entregó una camiseta con el 18 -por el día de la charla- a la espalda. Y caprichos del destino... el equipo terminó ganando al Écija 1-0 con un gol de la dorsal número 18. Luego, cuando ya no la esperaban -al ser tarde, en invierno y con bajas temperaturas- Victoria Esperanza reapareció sobre el verde. Con sus guantes, su gorrito y un balón de fútbol para jugar con sus nuevas amigas.

Una historia que cambiaría por siempre la vida de Fito, quien desde entonces, al igual que el propio San Roque, afronta los obstáculos con una visión muy distinta: "Hay adultos que no tienen ni la mitad de problemas que esa chica. Y ella, con lo que transmite en su mirada... Cómo no podemos venirnos arriba y darle vuelta a situaciones complicadas solo viendo esa foto. A mí me ha ayudado a cambiar muchas cosas a la hora de enfocar el día a día. Y no solo a mí. Aquí lo han interiorizado las chicas, los padres, el propio club... A mí me ha cambiado absolutamente".

Victoria Esperanza, con el femenino del San Roque Balompié (Foto: Kiko Hurtado)

Y desde que se conocieron, el San Roque femenino no volvió a perder. De hecho lo ganó casi todo. Victoria Esperanza ya es una más. La hicieron la madrina oficial del equipo y es habitual verla junto a sus jugadoras preferidas. Felicitaciones de Navidad, intercambios de vídeos... El ejemplo más claro de que el deporte también cambia vidas. Porque en esta vida, en esta ciudad, la Esperanza nunca se pierde, y porque en el deporte, como también en la vida, la Victoria, ganar a lo malo, vencer a los obstáculos también es cuestión de fe.

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