El jugador criado en las categorías inferiores del Oviedo Santi Cazorla ha hablado en Marca sobre su interminable lesión. Ésta nace en septiembre de 2013, mientras España se mide a Chile en un amistoso disputado en la localidad suiza de Ginebra. El futbolista del Arsenal tuvo que abandonar el terreno de juego tras sufrir un golpe que le provocó una fisura en su tobillo derecho, a partir de ahí se acostumbró a jugar con molestias. "Las primeras partes las aguantaba un poco mejor, si entraba en calor podía jugar, pero en el descanso, en cuanto me enfriaba un poco, se me saltaban las lágrimas", narraba.
A pesar de que el tobillo no ha sido su única preocupación, pues a finales de 2015 tuvo que tratarse una rotura del ligamento externo de la rodilla izquierda, sí que ha resultado ser la lesión que más se ha prolongado. Con mucho esfuerzo y la inestimable ayuda de un tratamiento, Santi Cazorla logró hacerse un hueco de nuevo en los planes de Arsène Wenger; sin embargo, el tobillo le obligaría a realizar un nuevo parón. "Si consigues volver a caminar con tu hijo por el jardín, date por satisfecho, me dijeron", apuntaba el asturiano sobre el diagnóstico de los médicos en Inglaterra.
De nuevo con un año a punto de terminar, esta vez 2016, el de Lugo de Llanera volvió al quirófano por una lesión en el tendón de la zona plantar de su pie derecho. A priori, el tiempo de recuperación se suponía en tres semanas, pero el hecho de que la herida se abriera constantemente le ha obligado a pasar por la sala de operaciones en un total de ocho ocasiones desde entonces. "Por entonces seguía jugando, me decían que estaba bien. El problema es que no cicatrizaba y las heridas volvían a abrirse, se infectaban...", explicaba el que fuera internacional español.
Santi Cazorla tiene contrato con el Arsenal hasta junio de 2018 y, pese a que un edema óseo ha dificultado su recuperación, por su cabeza no pasa el desaprovechar la oportunidad. "No tengo ficha hasta enero, pero voy a volver para entonces", declaraba confiado el canterano carbayón.
El centrocampista se encuentra actualmente en Salamanca, donde acude a la clínica del fisioterapeuta de la Selección española, Juan Carlos Herráez, para continuar con su plan de trabajo. Más allá de la rehabilitación, allí se ejercita en la piscina, hace pilates y rutas en bici, y hace aproximadamente un mes se le pudo ver corriendo sobre el verde del Helmántico. Sin embargo, lo peor para el futbolista gunner es estar alejado de los suyos: "Mi familia sigue en Londres porque mis hijos empezaron allí el colegio. Estar aquí solo sin ellos es lo más duro".
"El otro día una señora me decía que me parecía a Cazorla, le expliqué que era yo pero no me creía", argumentaba bromeando sobre el hecho de que la gente ya apenas le reconoce. "Ahora me doy cuenta de quién es quién. Casi cada día recibo un mensaje de Iniesta, Silva, Villa...", añadía valorando el cariño recibido por parte de sus compañeros en la selección.
Ha sido un camino difícil para el asturiano, pero ahora puede hablar sin problemas de todo lo que ha vivido. "Es como un desahogo de todo lo que he pasado, no ha sido una simple lesión como la gente ha creído. Nadie confiaba en mí, pero yo sí, lo sigo haciendo, aunque el dolor me mantiene cauto", decía Santi Cazorla para concluir la entrevista.