En la undécima etapa, saldada con triunfo al sprint del británico Mark Cavendish, el Euskaltel ha tenido protagonismo gracias a la presencia de Rubén Pérez en la fuga de seis hombres que ha sido neutralizada a solo tres kilómetros de la meta. La cabalgada del navarro puede ser el preludio del festival naranja que se espera en esta primera incursión en los Pirineos.
El líder del equipo, Samuel Sánchez, vaticina que que "habrá ataques, no creo que nos quedemos mirando los unos a los otros. Hay gente que se tiene que lanzar para arriba, recuperar tiempo e intentar descartarse los unos a los otros. Hay que estar un poco a la expectativa, ver como va el cuerpo. Es la primera etapa de montaña y lo más importante es estar en la pomada. Si se puede pelear por la etapa, pues mejor. Hay que tener en cuenta que pasamos de etapas llanas o de media montaña a alta montaña y el cuerpo se resiente, ese cambio siempre es complicado. De todas maneras, faltan Pirineos, Alpes... Lo verdaderamente importante es ser regular".
"De las tres etapas de Pirineos, para nosotros la etapa de Luz Ardiden tiene un valor sentimental. Allí ganó Laiseka y para el equipo es una cima especial. Para nosotros es una etapa importante, primera de Pirineos, y creo que la carretera estará teñida de camisetas naranja, unos aficionados que aplauden a todos y cada uno de los ciclistas. Es importante hacerlo bien y si se puede ganar, mejor, pero en el Tour se vende todo muy caro", declaraba el cuarto clasificado en el Tour del año pasado.
Sobre una hipotética alianza con Contador, Samuel declaraba sonriente que "algo hemos hablado. Somos amigos y ya le he dicho que si ataca y le puedo aguantar, estaría encantado de colaborar. Los dos necesitamos recuperar tiempo e imagino que los dos estaríamos satisfechos de poder ganar tiempo sobre los rivales".