Los argumentos que ha esgrimido el entrenador ante los responsables del club se refieren a divergencias en el terreno deportivo. Al parecer, los que toman las decisiones en materia de fichajes no estaban respondiendo a las peticiones que les hacía el técnico, por lo que Barasoain ha preferido no seguir adelante con un proyecto al que no se siente plenamente vinculado antes de que sea demasiado tarde para rectificar.
El Sestao se ve ahora en la obligación de peinar el mercado en busca de un entrenador de garantías que guíe al equipo para cumplir su objetivo de conservar la categoría. Por el momento, se hará cargo del banquillo el segundo técnico. Se trata de Ritxi Arrien, que la pasada campaña dirigió al Getxo en División de Honor.