“Ya tenía ganas de llegar a casa”, explica la corredora vizcaína, que regresó el martes a su domicilio procedente de las islas Canarias. “Han sido tres semanas duras, tanto física como psicológicamente. Por un lado, entrenar de manera más relajada los primeros días me ha venido bien para recuperar de Bretagne y Limousin; por el otro, he podido hacer trabajos muy específicos, de mucho nivel, con la ayuda de la altura y los recorridos del Teide”.
En el Trophée d’Or, donde Iturriaga aún guarda el grato recuerdo de su última gran victoria internacional en la última etapa de la edición 2008, las participantes encontrarán desniveles pronunciados en las etapas de Vierzon (domingo 21, segundo sector) y Cosne-sur-Loire (lunes 22), aunque serán las emboscadas y, fundamentalmente, la matutina crono por equipos del próximo domingo en Orval las que marquen las diferencias. “Lo importante es que tengo ganas de correr y de ver de nuevo si puedo estar en la pomada. Tengo mucha ilusión después del esfuerzo de estos días por hacerlo bien. Aún mi cuerpo tiene que adaptarse al cambio de altura, pero seguro que iré a mejor”. La ronda francesa concluirá el próximo miércoles 24.