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"Desde aquí el Polo Sur se ve muy lejos pero estamos en plazos"

32 años siguiendo la información del Athletic.

Nos encontramos ya en la novena jornada de expedición. En su última comunicación los expedicionarios relataron que continúan las dificultades y tuvieron tiempo de comentar el incidente que a punto estuvo de dar al traste con todo el proyecto, cuando el trineo de Juan Vallejo se vió arrastrado alfondo de una grieta de 30 metros en el hielo. Pese a todo, la moral se mantiene alta porque ven cercano el objetivo de alcanzar los 2.500 metros de altitud del plateau antártico, donde podrán sacar todo el partido a sus trineos y cometas.

Eso sí, Alberto, Mikel y Juan ven muy difícil lograr el objetivo inicial de complementar la travesía con la escalada, ya que, en palabras de Mikel Zabalza: “Estamos a punto de sobrepasar la cordillera y no hemos tenido ni un día de buen tiempo para poder escalar, y ahora mismo lo que tenemos más cerca es un pedrusco, un monte feo, pequeño, una tachuela que no merece la pena”. En estas condiciones, un desplazamiento con los trineos para buscar un objetivo escalable “supondría un gasto enorme de tiempo y esfuerzo, sin ninguna garantía además de que nos acompañe el tiempo para la ascensión”. El objetivo no está definitivamente descartado, pero sí pendiente de una mejora significativa en las condiciones meteorológicas y del terreno en el corto plazo. 
  
Juan Vallejo, involuntario protagonista del incidente más serio que ha afrontado la expedición hasta la fecha, tuvo tiempo de explicar sus sensaciones: “Ocurrió tan de repente que no da tiempo a ver nada ni a pensar nada, pero luego en frío miras por dónde podías haber caído y…”. El vitoriano explicó que “Ibamos por una zona de muchas grietas, pero bastante confiados porque se veían, habíamos pasado ya 20 o 25 cuando apareció ésta: yo pasé, pero el trineo no lo hizo, y me arrastró hacia la grieta, pero gracias a que íbamos encordados logré parar y me quedé encajado en el borde, hasta que Alberto llegó y cortó la soga que me ataba al trineo”. 
  
Sus compañeros han alabado la potencia de sus abdominales para mantenerse en aquella difícil posición, pero Juan argumenta que “en ese momento sacas fuerzas de donde no las hay”, y relata que “cuando Alberto cortó las cuerdas el trineo se dio un trompazo impresionante, así que lo más alucinante fue comprobar que, si no sufre otro incidente, podrá terminar la travesía”. De haber perdido el trineo, repartir su contenido entre los otros dos “habría sido bastante complicado, hubiese puesto en peligro toda la travesía”. 
  
A la hora de hacer balance, Vallejo señala que “hasta ahora nos hemos encontrado muy poquito viento, que era lo que esperábamos, pero sí nos han sorprendido las irregularidades de la nieve, los sastrugi que no encontramos en Groenlandia y que aquí, por lo que hemos podido saber, tampoco son frecuentes, y se han originado por unas tormentas invernales especialmente fuertes”. De esta forma, el montañero alavés admite que “desde aquí el Polo Sur se ve muy lejos, pero afortunadamente estamos más o menos dentro de los plazos previstos, y estamos convencidos de que en cuanto alcancemos los 2.500 metros del plateau tendremos lo que nos ha faltado hasta ahora: buenos vientos y mejor superficie para empezar a hacer kilómetros de verdad”. 
  
Por su parte, Alberto Iñurrategi incidió en la misma idea: “Nuestro pensamiento ahora está puesto en alcanzar el plateau y buenos vientos que nos impulsen, aunque también tenemos la posibilidad de desviarnos hacia el Oeste y alejarnos en los posible de estazona de grietas y sastrugis”. Respecto al incidente que protagonizó su compañero, Alberto relata que “no pensábamos que las grietas -que ya llevábamos viendo varios días- fueran a romperse tan fácilmente, pero aún así íbamos con mucho cuidado: cuando vi que el trineo desaparecía y arrastraba a Juan dejándole colgando en el foso en una mala postura, mi primera reacción, sin pensar, fue cortar las cuerdas”. En cuanto a sus sensaciones a posteriori, el guipuzcoano explica que “más que el sentimiento de susto por lo que ha sucedido, te queda grabada la alegría de ver que Juan se libraba”. 
 
Al igual que sus compañeros, Iñurrategi no se muestra abatido por las dificultades afrontadas hasta la fecha, sino todo lo contrario: “En una expedición de este tipo, ver una grieta de 35 metros es normal: te das cuenta de que el peligro es enorme y de que hemos tenido suerte, pero siempre miramos la travesía con sentimiento optimista. Bastantes obstáculostenemos por delante como para cargar con la preocupación de los posibles riesgos. Si ocurren, los afrontamos y tratamos de solucionarlos en el momento, y luego seguimos adelante”. 
 
El resumen de la jornada del miércoles fue el de una travesía con un frío soportable de 18 grados bajo cero, poca visibilidad y nada de viento, que dificultó el arrastre de los trineos sobre terreno que incluyó algún repecho. En total, un progreso de apenas 17 kilómetros en ocho horas de marcha. Y una previsión de posibles problemas de comunicación con la base en los próximos días.
 

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