Para Corcuera la primera toma de contacto ha sido una escuela importante no exenta de peligros y que obliga a estar atento en todo momento para evitar errores: "Lo más duro han sido unas dunas litorales marrones muy traicioneras, porque había bastantes ollas y si calculabas mal, si caías de morros, luego era muy difícil remontar, así que había que ir surfeando las dunas, ir de cresta a cresta. Los que llevaban coches potentes removían la arena y lo ponían aún peor. Luego el enlace de 600 kilometros ha sido duro. Para que
digan que eso no es importante, ahí justo ha sido donde he pinchado", ha explicado a TVE.
Ya hemos apuntado que una de las curiosidades de su rally-aventura es que viaja solo sin ayuda de nadie, como él mismo bromea hace a la vez de piloto y copiloto: "Me he ayudado mucho a mí mismo, me he bajado, he visto por donde tenía que pasar y le he dicho al piloto, que soy yo, venga p'alante por allá", ha explicado entre risas el conductor bilbaíno.
Son 9.000 kilómetros y 14 días de pelea para este aventurero a los mandos de su Mitsubishi Montero Di-d Ralliart, completamente equipado y evolucionado en Euskadi, y su camión de asistencia. “El coche es el Mitsubishi que en el 2003 quedó en el puesto 34 del Dakar. Pero lo hemos adaptado completamente. Tiene dos asientos. Siento que en mi primera participación todo va a salir bien porque estoy acostumbrado a hacer muchas cosas en solitario. Hice la vuelta a Túnez, la Trans España, la vuelta a Mauritania, a Senegal, a Libia (dos meses antes de la revuelta). Y para hacer Los Faraones, salí en coche desde Bilbao, por tierra hasta Egipto. Participé en el rally y me volví igual", comenta.
El propio Ignacio señala que "llevo 14 años de competición internacional, en todo terreno, en todas las modalidades: velocidad, orientación, regularidad… Pienso que en lo que me he especializado es lo más difícil, porque toca navegar, conducir, hacer de mecánico, y todo eso solo. Es el reto mayor. Y lo mismo es el Dakar". Palabra de Livingstone.