Andoni Vivanco hizo un tenis con detalles de calidad, sin continuidad. Mentalmente le pesó jugar como local, se sintió incómodo e impreciso y cada momento encaminado a la reacción lo cortó su rival o bien el tenista vizcaíno desperdició la oportunidad.
Frente a un Vivanco alejado del gran juego exhibido desde el arranque del torneo, el zurdo de 21 años, Lizariturry, ejerció de tenista físicamente rocoso, con un golpe seco y potente, más encanchado, con revés, cortando o liftando con autoridad y en el juego al fondo de la pista siempre respondiendo con soltura.