Contra la naturaleza no hay quien pueda y pese a estar reforzada "en previsión de situaciones similares", una ola ha destrozado la gruesa puerta de hierro de la entidad vizcaína. "La ha dejado colgando como si fuera de papel", apuntaba el mandatario a ElDesmarque. Una situación peligrosa ya que "nos impide sacar el material pasando por debajo de ella, y encima hace que siga entrando constantemente agua a la lonja", explica Egurrola.
Los integrantes del club se han quedado de piedra sobre las 20:30 de la tarde al oír el rugido del agua y al acudir a la sede ver como su trainera nueva, la joya de la corona, se había caído del techo sufriendo severos desperfectos y para colmo de males aplastando la vieja 'Artarri', que ha quedado hecha añicos incrustada contra las baldas.
Los bateles también han sufrido secuelas, aunque al menos se han podido salvar los remos "al estar algo retirados". Pero ha sido un golpe tremendo para un club tan orgulloso como modesto y de una localidad pequeña que se las ve y desea a veces para poder salir al agua. "Ahora mismo tenemos la moral por los suelos" lamentaba el presidente, "dan ganas de dejarlo todo porque no te llevas más que disgustos".
Y es que hace cuatro años ya se pasó por una situación similar que no es fácil de afrontar para una entidad que siempre hace equilibrios presupuestarios en el alambre. "El martes revisaremos los daños porque hoy no podíamos hacer nada, pero seguro que será caro arreglarlo. La verdad es que estamos casi desesperados", afirmaba Patxi Egurrola tras este grave contratiempo a escasos meses de empezar una temporada en la que tenían muchas ilusiones puestas.