Josué Atela, actual entrenador del Somorrostro, que aún se juega el ascenso a Tercera División, le suple a partir de junio. La empresa Gasca ha decretado un cambio aparejado por motivos comerciales: “Joseba (Barrenetxea) no fue nada claro, nos dijo que el día 23 de mayo (este viernes) había Asamblea y que a partir de esa fecha se sabría algo más”, explica Leniz. Además, le comunicó que “la nueva plancha igual no contaba con nosotros”. Con el previsible relevo en la junta directiva, la incomunicación ha sido patente: “No nos lo dijo a la cara, me importan las maneras. Yo voy de frente siempre y estoy molesto por eso. Parece que he sido como un títere”. Un volantazo en el que de nada ha servido una campaña notable de Leniz al frente del equipo azulón, sin apreturas y coqueteando con la Copa: “Estaban contentos con nuestro trabajo y nos decían que había sido la temporada más tranquila”, destapa. El día anterior a la comunicación oficial por las redes sociales, con “balones fuera y rodeos”, apostilla, mantuvieron la última reunión y se enteraron “al día siguiente por un tuit (del club) de que Atela era el nuevo entrenador. Es una pasada”, apostilla. Leniz entiende que “parece que la solvencia económica depende de esa gente y eso es lógico y lícito, y se trae su gente”. Compagina su trabajo de profesor con el de los banquillos, un alivio en este contexto: “Si me dicen que prevalece el interés económico sobre el deportivo, lo entiendo, y no pasa nada”, reitera tremendamente decepcionado.