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Urruti hace historia y Bizkaia sigue de fiesta

Urruti feliz con su txapela de campeón.
ElDesmarque

Mikel Urrutikoetxea ha hecho historia. El delantero de Zaratamo ha acabado con una sequía de 38 años para la pelota vizcaína tras vencer por 22-19 a Aimar Olaizola y proclamarse nuevo campeón del Manomanista. El deporte de Bizkaia sigue de fiesta en un fin de semana para recordar tras esta gran victoria de Urruti y los ascensos en fútbol de Bilbao Athletic, Gernika, Arenas y Portugalete.

Ha sido sin duda una final memorable la que ha encumbrado al vizcaíno, un partido tan increíble como exigente. Nada menos que 86 minutos de partido y 435 pelotazos, la mayoría de ellos durísimos, se han cruzado en una final que ambos han visto ganada y perdida la final hasta que un giro del destino ha dado el triunfo al novato vizcaíno. Al final ha ganado el pelotari sin experiencia en finales y que hoy ha peleado en el Bizkaia por el título como sustituto del lesionado Oinatz Bengoetxea.
Durante buena parte del partido parecía indiscutible la victoria de Urrutikoetxea, que comenzó mejor (3-0, 5-2) y se sobrepuso al primer puñetazo sobre la mesa del ganador de cuatro txapelas del Manomanista (5-7). Aunque, cuando todo indicaba que tenía el encuentro ganado, con 18-9 en el marcador y el rival completamente dominado, Aimar ha sacado su casta de campeón y ha igualado a 19 en busca de su quinta 'txapela' y de una remontada para la historia.
Pero un dos paredes casi desesperado de Urruti resultó milagroso para el vizcaíno y Olaizola ya no pudo levantar ni esa pelota ni los dos últimos saques del de azul, los dos últimos tantos del partido y, curiosamente, los dos únicos tantos de saque del choque. De inicio, Urruti, que sacó primero, se mostró más entero y, curiosamente, como más sereno que un Olaizola que posibilitó el 3-0 del arranque con sus errores.
El de Zaratamo pegaba más pero también se equivocaba cuando cambiaba a dejadas en unos peloteos en los que era claramente más sólido (3-2). Siguió mandando Urruti (5-2) hasta el primer toque de atención del navarro, que dio el vuelco al marcador hasta un 5-7 que parecía llevar al partido a la senda prevista. Nada más lejos de la realidad. Una dejada y un gancho del vizcaíno equilibraron de nuevo el marcador (7-7) en la fase de partido en la que Urruti labró su triunfo final dejando atónita a la grada con un recital que le permitió enganchar un parcial de 12-1 (17-8) en la que el único tanto colorado fue como consecuencia de un mal bote en una pelota franca para el de azul tras saque.
No obstante, todos los tantos eran titánicos, a pesar de caer siempre del mismo lado, si bien ya con Olaizola dando síntomas de un cansancio que no confirmó. Aún mantuvo el brío el vizcaíno hasta el 19-10, pero Aimar quiso dejar claro su condición de campeón de época y se dispuso a una remontada para el recuerdo. Que lo será, aunque inconclusa.
Llegó a igualar a 19 tantos un partido que ya parecía tener en el bolsillo ante un rival prometedor pero al que le estaba engullendo la presión de ver como se le acercaba uno de sus ídolos en la adolescencia. Pero una decisión que no le estaba saliendo bien a lo largo del choque, la de cambiar de juego en medio de duros peloteos, le resultó milagrosa a Urruti. Con 19 iguales y Aimar embalado a por el triunfo, el de Zaratamo se jugó un precipitado dos paredes muy cercano a la chapa que mantuvo en vilo a todo el mundo hasta la decisión de los jueces. Se dio por válido el tanto y ya no hubo más partido porque Olaizola no fue capaz de levantar los dos últimos saques del ganador, los dos únicos tantos con la jugada inicial de un encuentro histórico desde todo punto de vista: por la duración del partido, por el esfuerzo de los pelotaris, por el desarrollo del marcador y, finalmente, por lo inesperado de su ganador.
Con saque inicial de Urrutikoetxea, el marcador se movió de la siguiente manera: 3-0, 3-2, 5-2, 5-7, 9-7, 9-8, 17-8, 17-9, 18-9, 18-10, 19-10, 19-19, 22-19.

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