La Copa de Europa, para Portugal. Apenas había ganado durante el torneo… del mismo modo que ningún equipo había conseguido someterla. Irredenta Lusitania. Si a base de fuego la corona castellana no había conseguido conquistarla, cómo hacerlo cuando la única arma que esgrime el equipo que la ataca es un balón…
Viriato habita el espíritu de estos guerreros, hijos de la madre patria lusa que los ha ido reclutando a través del trozo de península que tiene en Iberia…y de los islotes que colonizó en paraísos exóticos y lejanos. Y el de José Saramago, sin duda, no desde ese más allá en el que el Nobel de Azinhaga no creía, mas sí desde este más acá, en Lisboa, donde Pilar del Río, su viuda, se ha hecho fuerte al mando de la Fundación de tan inmenso literato. Campeona Portugal, la selección de Fernando Santos, un hombre que no vende, ni compra, se está hablando de sonrisas. Hierático Fernando…
Se metió en octavos luego de competir en el ¨grupo de la risa´, “Métela tú, que a mí me da…Tres empates. Otros tantos puntos. Tercera en discordia, en un grupo F comandado por Hungría, secundado por Islandia y cerrado por Austria. De pronto, Croacia. El país ibérico del televisivo Roberto Gómez venga a su España idolatrada. Más le valdría a este estómago blanco agradecido comer menos merengue y postularse líder de un ejército que consiga lo que no consiguieron en 1263 sus mayores: la anexión mediando violencia de Portugal a la Corona española que preside Rajoy…
Poco a poco. Sin prisa…y con mucha pausa. Le ha llegado la hora a Fernando Santos de jugarse los `Cuartos´. Polonia de frente. Agonía para terminar recuperando la vida en el lanzamiento de penaltis. Portugal se lo cree. Tan sólo un peldaño falta para situarse en el descansillo que precede al asalto final. Gales. Revelación. Pero no hay rebelión del país del Reino Unido, aunque a los ´dragones´ los lidere Bale, Ya te ´bale´, le dice Gareth a Cristiano, ¿Un madridista matando a otro madridista?, le susurra mientras muere.
Muerte dulce. Una suerte de eutanasia. En Cardiff hace tiempo que tenían preparado el recibimiento. Eslovaquia. Rusia, tan sólo aquella remontada que sufrieron frente a Inglaterra, estéril victoria la de la otrora ´pérfida Albión´, sometidos en octavos por Islandia. Gales que se carga a Irlanda del Norte, extraño país éste, qué duda cabe. Gales que destroza a la Bélgica de Hazard, una Bélgica por la que yo apostaba. Será por ello que los juegos de azar no van conmigo.
En ´semis´, ya, por el llamado ´cuadro fácil´: Que nos quiten lo ´bailao´, murmura la peña. De eso, nada, masculla Fernando Santos, el tocayo de Ricardo Reis…¿tocayo siendo Ricardo?...sí, porque Ricardo Reis es el alter ego de Pesoa, de nombre Fernando, la fuente de la que mana el agua espiritual que le saciaba la sed a José Saramago, que aunque nunca se declaró futbolero, seguro que, aunque sereno, celebra la progresión portuguesa desde la ´Balsa de Piedra´ en la que a la deriva navega luego de que la península ibérica se desgajara del continente a resultas de un corrimiento de tierras a la altura de la sierra de Abodi...
Y al final llegó el final…No, el final, no, la FINAL, con mayúsculas. En la verde arena del coliseo de Saint Denis, lusos contra galos. El imperio romano ya no existía, historia era luego de haber caído contra los bárbaros germanos… ´El marido de la pedagoga´ se había titulado aquí por la misma pluma que ahora estas cosas escribe.
Antoine Griezman, a la espera de golear para que la Copa se quede en Francia, para que, releyéndose la Biblia, el coloso Ronaldo vuelva a caer, golpeado por la inocente honda de un David-Antoine que ya lucía cetro en sus manos. No va más. Es la hora de la verdad, pero, sobre todo, la de los valientes. El pasado no cuenta. Sólo el presente. Del que se habrá de alimentar este futuro ya en el mar que es el morir.
Francia, desde el Averno; Portugal, agasajada en el Parnaso por las sabias, tiernas e inmortales palabras de uno de sus grandes, Saramago, De fútbol sé poco, pero de sueños…todo lo sé, el vuestro se ha cumplido, y si vuestra vida es sueño, la mía también lo es, ¡Obrigado, compañeros!, tan sólo un reproche, por qué, en esta visita a la gloria, no me trajisteis, junto a la Copa, a mi esposa, Pilar, Del río apellidada. Se fija en Fernando Santos el literato de Azinhaga, y le sonríe José, ¡Gracias, Fernando!.
Con su vista hace un barrido Saramago. Y es entonces cuando sobre las testas de los apóstoles de Fernando, un aura espiritual, como de ´santos´…Rui Patricio, enorme portero. Cedric y Guerreiro, en las bandas de la defensa, cual querubines con espada defendiendo las puertas del Paraíso. Fonte y Pepe en el centro, No pasarán…y no pasaron.
Wilian Carvalho, el más grande, liderando un centro del campo donde, a falta de Gomes y Moutinho, lucen Adrien Silva, Joao Mario y el benjamín Renato Sanches. Nani está arriba, allí, en el coro fúnebre sigue cantando huérfano de su amigo Ronaldo. Sigue cojo el de Madeira. Ajeno, afortunadamente, a la palabra que acerca de su retirada por lesión habría de escupir ese ´revientaterrones´ merengue que a sus anchas campa en ese Segundo Canal que Real Madrid Televisión tiene sin tener que pagarle un duro, ese que se empeña en llamar ´Estudio Estadio´.
Quién te ha visto…y quién te ve, TVE, antaño toda tú resumen de los partidos de la Liga…y hoy, dirigido por un forofo merengue llamado Juan Carlos Rivero, Estudio Estadio, wiskería donde tomarse los seguidores del Real Madrid su última copa. Roberto Gómez es un fijo.
El otrora limpiabotas del calzado de José María García, helo ahí, oráculo del Imperio Blanco, augur merengón dispuesto a abrir en canal el vientre de Payet para, arrancadas sus vísceras, levantar sus brazos a los cielos, clamando justicia mientras grita, Venganza pido por la muerte de Ronaldo, que arda en los infiernos este Payet, “¡experto en caza selectiva!”, saltó al campo con la lección que le dio Deschamps bien aprendida, primero fue a por Renato, y no acertó, más tarde atacó a Ronaldo, y lo cazó…
Pero he aquí que, sin el gas de Ronaldo, Portugal se solidificó. Pudo, y debió, Francia haber cerrado la final. Pero no acertó. O Rui Patricio estuvo imperial, o la base del palo corto de su portería se agrandó cuando, en el 90, Gignac, que se había quitado de encima la molestia engorrosa de los defensas, disparó con el portero portugués vendido.
La prórroga, así como todo el tiempo que transcurrió desde su retirada, la dirigió desde el banquillo Ronaldo, dejando a Fernando Santos en un segundo plano, humilde entrenador que se sabe satélite de un planeta, tierra de un sol, estrella de una galaxia, vía láctea de un universo: ¡ególatra Ronaldo!...leo que fue Cristiano el que ordenó la salida al campo de Eder en el tiempo de descuento: “Sal y marca”, me dicen que le dijo el ´bicho´ de Madeira, para que yo pueda levantar mi primera Copa representando a Portugal.
Y fue así que triunfó el que poco había ganado…pero, al mismo tiempo, el que nada había perdido. Ambas selecciones habían llegado a la final luego de haberse quitado de encima a, en teoría, selecciones de poca monta. Plantados en la final, habiendo sido mayor el mérito luso que el galo, el destino hizo justicia. Antoine Griezman había brillado, y brilló, más, mucho más que Cristiano Ronaldo.
Se dice que las ligas las ganan los reservas. ´Ederzinho´ saltó desde el banquillo. Se animó de lejos. Rápido, raso y la red. La regla de las tres erres se cumplió. Quedaban minutos. Pero hasta Saint Denis sabía que la Copa era ya de Portugal. O sea, de Ronaldo.
Un artículo para ElDesmarque Bizkaia de Luis Mari Pérez 'Kuitxi'.