Buceando por internet encontramos un artículo de Emilio Sánchez y Víctor Millán publicado en AS. En él nos presentan una visión aunque irónica, muy cercana a la realidad sobre los catorce tipos de jugadores que hay en tu equipo de Futbol 7. Esperamos que os guste. Da igual si juegas pachangas o tienes un entregado equipo de futbol 7 entre colegas. Si eres de los que cada fin de semana tiene partido, sabes de qué hablamos.
Tener un grupo de colegas es maravilloso. Jugar a fútbol también está bien. Para tener una excusa para verse, montar un equipo de fútbol 7 en una liga local es inteligente. En esas se encuentran más grupos de amigos que campos de fútbol hay en España (y eso es muchísimo) y los perfiles de los miembros del equipo se repiten con sorprendente frecuencia. Aquí van varios tipos de jugadores que a buen seguro conoces de primera mano por tu equipo de amigos: 1. El figurín, a la altura de Messi. Es muy bueno. Ya sean los ligamentos o un entrenador que le cogió manía, la cosa se acabó torciendo y no triunfó. Ahora se desfoga con sus colegas, demostrando la calidad que se perdió la Liga. Los hay de dos tipos: los que se toman con filosofía lo malísimos que son sus amigos y los pesadísimos que se enfadan porque no das un ‘sprint’ sin asfixiarte. 2. El que se apuntó y nunca más apareció. A ver, tampoco es el fin del mundo. Lo importante es que a principios de temporada pagó la ficha. Y ese dinero no se devuelve no haya jugado ni una vez. “Tú te comprometiste con nosotros, tío”. Al fin y al cabo, los equipos se montan en septiembre, el segundo mes de los propósitos. Igual el año que viene volvéis a tener una ficha gratis. 3. El que nunca sale del campo. Lleva una mini-bomba en la cabeza que explota si pide el cambio. Él, consciente del peligro que corre, nunca abandona el campo. Su técnica, depurada tras años de adiestramiento, es la siguiente: Cuando alguien desde la banda pide cambio mira rápidamente hacia otro lado. Si el susodicho que pide el cambio insiste, sigue haciéndose el despistado. Normalmente otro miembro del equipo accede a ser cambiado y el rey del egoísmo se queda en el campo. Solo si se le sigue insistiendo muestra su arma definitiva: “Tío, fulano lleva más minutos que yo. Que se cambie él”. 4. El zurdo, malísimo pero juega porque todos son diestros. No hay por dónde cogerlo. Es lento, tiene poca resistencia y no va bien al cruce. Sin embargo, está dotado con el ‘rara avis’ del fútbol: es zurdo. Sí, algunos diestros utilizan su pierna izquierda mejor que él la suya, pero tiene una excusa eterna de cara a la titularidad: “¿Soy el único zurdo del equipo y no me vais a poner?”. 5. El chupón, no pasa ni una. Es el mismo que en invierno se guarda la bolsa de chucherías en la chaqueta y se las va comiendo disimuladamente para no compartir. Es el mismo que cuando salís de fiesta no invita a una copa ni cuando ha perdido el sentido. Es el mismo que cuando jugáis al FIFA siempre coge el mando bueno. Él es el que nunca te pasa el balón. Por muy solo que estés, él siempre está mejor situado para tirar. “Tío, no te la podía pasar; tenía que seguir yo”. 6. El Higuaín, parece bueno pero falla todas. Conecta genial en tres cuartos de campo. Cae a banda que da gusto verle. Se va de todos los defensas, que parecen Boateng ante Messi. "Mírale, un crack entre amateurs". Pero cuando llega al área es una escopeta de ferias, metida en un barreño lleno de agua y con un corcho en el cañón. Falla todas y, si mete alguna, nunca llega en los momentos importantes. Sí, padece el síndrome Higuaín. 7. El fichaje a mitad de temporada que gana 'solo' el primer partido. Si tu equipo es de los que va mal, este tipo de jugador no falta. Existen dos clases, el primero es ese amigo que ha jugado en alguna categoría inferior o que incluso lo sigue haciendo y al final se apunta aunque haga falta hacer virguerías con los horarios. El segundo no es amigo de nadie menos del más preocupado por el rumbo del equipo. “Eh chicos, conozco un tío que jugó en regional y nos podría ayudar”. Al principio pasarás de él porque el equipo es tuyo y de tus amigos, pero lo acabarás llamando cuando vayáis últimos con un golaveraje en contra más grande que una noria.
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