El 'Portu' se postula para campeón
Grupo IV de la Tercera División. Treinta jornadas consumidas. A ocho de la conclusión. El fiel aficionado jarrillero, luego de los tres puntos arrancados al Tolosa, repara en la tabla clasificatoria y no puede sino frotarse los ojos, pellizcarse la piel, por lo del síndrome del ojo seco, por el sueño que alegra una mente dormida.
Luego del frote y el daño a sí mismo causado, constata que, a falta de 'ocho partidos por tres veinticuatro puntos en juego', el Club Portugalete, tercero con 55 puntos, tiene a uno al Alaves B, 56, y a cuatro al CD Vitoria, líder con 59, para regocijo del Eibar, vivero guipuzcoano en la capital de la CAV. Ver para creer. La miro, me regodeo en su contemplación, sé que lo que veo es cierto, pero, una vez olvidada mi visión, regreso a la tabla luminosa por si un golpe de vista, por si el encargado de hacer acopio de los guarismos hubiera errado, y de bulto.
Para llegar a este momento, hora de la presunción de los guarismos: 14-13-3, el Club Portugalete ha ido, desde el inicio, acatando la legislación de Murphy pero justamente al revés: "Si algo es susceptible de empeorar, mejorara; cuanto más caótico es el comportamiento de una plantilla de fútbol, más ordenadita y esplendorosa lucirá a falta de ocho jornadas para la conclusión del campeonato.
Lo del Portu es de locos. Alimentando el caos durante casi toda la temporada a fin de que, ahora sí, se vuelva loco el equipo y se eche a correr como poseso que, con alevosía, pretende llenarse de toda la luz que intensa brilla al final del túnel: quedar primero, como era lo estipulado, y tener la suerte de que te toque el campeón del grupo riojano. En pretemporada, se me anunció una plantilla excepcional a base de jugadores contrastados, jóvenes pletóricos de calidad, tres o cuatro veteranos que alimenten poso...y ese aditamento de futbolistas de la casa que sellen a fuego el escudo de la Ilustre Sociedad. Fue ver el once que Ibon Etxebarrieta ponía en escena en el primer partido de liga a disputar en La Florida... y no dar credito a lo que contemplaba.
Rivacoba Zurimendi presidente, Javi Glez Etxebarria director deportivo e Ibon Etxebarrieta entrenador, apuesta arriesgada y jubilosa la suya al abandonar su Zamudio recién aupado a la Segunda B para terminar recalando en La Florida, con el fin, único e indiscutible, de devolver al cuadro de oro y hulla a la categoría perdida en manos de Axier Intxaurraga, esa Segunda B maravillosa que se empezó a gestar en el Municipal de Martos, estadio jiennense en el que los chicos de Ezequiel Loza golearon en una tarde con más grados centígrados que los que registra el termómetro ubicado en el centro del sol. Centrémonos. El Portu es tercero. A un punto del Alaves B...y a cuatro del Vitoria, líder al que le que tiene comida la tostada del coeficiente particular. Esto es así ahora. Pero para llegar a esta coyuntura, el cuadro técnico encargado de devolver al Portu a la categoría recién perdida se ha dedicado, así que le asista el eximente de no ser del todo consciente de lo que hacía, a hacer las cosas como el que pretende conseguir lo contrario de lo que proclama y anhela... Si nos servimos de un barrido que nos lleve de este presente feliz preñado de victorias sin descanso a aquellos inicios donde solo el Caos y nadie ni nada más, sangrante es el primer ejemplo que tomo, Andoni Benito y Julen Lafuente, el doble medio centro escogido por Etxebarrieta para conducir el juego que el proponía como regalo a la grada de La Florida: Benito, posicional que da salida al cuero; Lafuente, con libertad para enredar en su radio de influencia, los dos, ambos procedentes de Vitoria Gasteiz.
Ensayo sobre la ceguera. No trato del hacer leña del árbol caido. Son otros los leñadores. Los mismos que alzaron ese doble medio centro cual columna que sustentara el cielo de La Florida, llegado el invierno, se sirvieron de la compra venta de futbolistas para rescindir el contrato de los dos alaveses con el correspondiente finiquito. ¿Quiénes habían errado: los dos futbolistas que se dejaban el alma en el verde o esos otros que el verde, ya de inicio, lo habían dejado desal-ar-mado?... Para entonces, el Portu se había convertido en el rey del empate. Empates a la baja. El equipo, sin guía, no tenía posesion. Sin balón, el juego lo dominaba el rival de turno; no así el partido, que quedaba al peor postor. Ir a La Florida era asumir que la matinal a ver era "El equipo que ni ganaba ni perdía". Tanto empate se convirtio en una obsesión. Se habla de que un enviado del Guiness se dejaba caer por La Florida. Y a todo esto, la parroquia, fiel, misa de domingo, una dicotomía tremenda: comulgar a base de hostias o hacerlo con ruedas de molino. Antes de que llegara la primera derrota, el Portu había sumado una decena de empates. Pero el problema no eran los números, sino el ejército que, con anarquía, se dedicaba a sumarlos. La portería, muy bien guardada entre Juanes y Etxebarriazarraga. Por el lateral derecho de la defensa han pasado Salado, Alberto Perez, Resines y Asier Nuñez. El mismo Núñez fue la pareja más fiel de Jon Moya, uno de los héroes del Municipal de Martos. El lateral zurdo parecía propiedad de Bengoetxea, un ciclón.
Parecía. Pero como doctores tiene la iglesia, el técnico, en detrimento de Jorge Bengoetxea, hijo de la presidenta del Eibar, probó con Alberto Pérez, Jon Moya... hasta decantarse por uno de los fichajes de invierno: Artabe. En el doble medio centro, aquel de Benito y Lafuente, hizo sus pinitos Neyra, un central más puro que un habano de Fidel.
Pasada la ventolera, Etxebarrieta, luego de noches sin dormir, creo una tripleta escalonada: Beto y su exotismo, por delante de los centrales. Joshua Zapata, medio centro puro. Alberto Pérez, delante de Zapata y detrás del nueve, una lucha sin cuartel entre Bonilla y Platero, porque jugar con dos arriba es una apuesta que no enamora a Etxebarrieta.
Al colocar a Alberto cerca de la portería rival, Ibon buscaba la conexión entre líneas, la llegada brutal de un futbolista que, a sus 33 años, vive su enésima juventud: vertiginosos contraataques iniciados por el jarrillero en el área propia y en el área rival finalizados: portento Alberto Pérez. En las bandas del centro del campo ha habido más movimiento que en un concierto de Shakira. Tírilonte, zurdo, e Infante, diestro, jugaban a pierna cambiada. Cayó en desgracia Tiri, y su vacío lo ocuparon Javi Glez, Alberto Pérez (24 horas al día para todo tipo de trabajos) y Zarrabeitia, siendo este último el centrocampista de banda que cuajara a fin de que las repetidas bajas por lesión del virtuoso Abasolo quedarán minimizadas.
Arriba, Bonilla, el killer que vino de la aldea vecina para predicar lo profundo y dar el trigo de los goles. Etxebarrieta probó con dos arriba, Bonilla y Platero, la tarde noche aquella en la que se inauguró oficialmente la iluminación artificial. Probo. Pero la prueba le sirvió para confirmar la titularidad de Roberto a Platero: Bonilla, obligado a probar la extraña hiel del banquillo. Pau Donet, voz de Jarabe de Palo, reivindica en canto: "La pureza está en la mezcla / en la mezcla de lo puro / en la mezcla de lo puro / que antes que puro fue mezcla" Y se murió cantando que su vida cancerosa había sido un regalo... Si los avatares de Etxebarrieta con respecto a su plantilla y a los onces alineados hubieran sido una trama adrede y meditadamente urdida, habría que premiar a mi entrenador como el técnico que fue capaz de escribir torcido sobre renglones rectos... y salirse con la suya. Ahora bien, si, desde el inicio, todo hubiera sido desbarre, estaríamos condenados a plegarnos a esa Ley de Murphy que dice que cuanto más se empeña un entrenador en salirse de madre, más cerca estará de hacerse con el liderato del grupo 4 de la tercera división. A falta de ocho jornadas para la conclusión, hay cuatro equipos encaramados a la cima del monte Nebo. Desde su altura, la tierra prometida se divisa. Parte con ventaja el Vitoria. Le sigue el Alaves B. Cuarta es la Cultural. En tercera posición, el Portu se dispone a consumar el milagro luego de una temporada de locura.
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. Futbolista, periodista, montañero, pero sobre todo escritor: cuentos, relatos, cronicas, artículos radiofónicos, literatura de viajes.