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Curavacas con treinta años de menos

Kuitxi

Hubo un tiempo en el que el amor le superaba al futbol. Al Club Portugalete el amor junto a ella. Y sucedió que al volver a la grada, a esa butaca que en mi ausencia tuvo que esperarme, fui duramente amonestado. ¡Traidor! De traicionar a mi equipo fui acusado. Y a pesar de haberle faltado tan duramente a los míos, ni me arrepentía, ni me arrepentí, ni me arrepiento.

Cuando el amor es tan sentido, no hay otro juego que supere al de dos cuerpos que terminan empapados de sudor impregnado de una semilla con cuyo olor ella enloquece, una semilla que no fructificara, la semilla masculina no germina en el cuerpo femenino que el paso del tiempo ha convertido en el evangélico terreno del pedregal donde se aventa la semilla que habría de derivar en los cereales para enriquecer el pan integral de trigo, centeno, avena y ese resto necesario para llegar contando hasta siete.  Aquello ya pasó. Los fines de semana escuchando a M-Clan: "Quédate a dormir"... y me quedaba... "Que pasen treinta años antes de mañana"... y pasaban... "Es todo lo que quiero en esta vida insana"... y afloraba la salud. Quizás porque los partidos del Athletic en el 'Veriban' hacían lo suyo. "¡Traidor!" me llamaban...  Coge fama y échate a dormir. La cama y la fama. Fama bien ganada tras tantos fines de semana sin ver al Portu. Pero con ella. "Te compensa", se me preguntaba. Y yo callaba. Eran mis ojos los que hablaban. "El silencio es el verdadero lenguaje de las almas". El si de mi alma era un clamor que la grada de La Florida inundaba....
  Estoy en Triollo. Montaña Palentina. Junto al río Carrión. Pocos kilometros tiene aquí el río que ayer vi como nacía en las pozas, lagunas, Fuentes Carrionas llamado el nacedero  que desde lo alto de cordales y monstruos como Peña Prieta contemplaba...  El lunes partí desde Bilbao hacia este Paraiso. Tren de la Robla que en Mataporquera quiebra su avanzar hacia Leon y nos vomita. Larga espera y un autobús hasta Cervera de Pisuerga. Aguilar de Campoo y las galletas Gullon en fábrica moderna que me retrotraen al fútbol y los veranos. El 'Torneo de la galleta'. Acepciones despectivas que a uno le duelen cuando siente que hacia un Paraiso se aproxima con mirada de hombre de buena voluntad e inocencia de niño...  Fue ya el Curavacas. El dolomitico gigante de tonos verdes que lo son por los líquenes que en amor se adhirieron a este macizo que solo se entiende humano si se abraza dede el sur. Desde Vidrieros. Fin del mundo urbano. Finisterre está allí, porque, tras el caserío, se acabo la carretera. Pueblos no hay. Río vedado para la pesca de los coches. De ruedas se descalza el ser humano. Hierba paralela al río Carrión. Hasta sus lagunas, a sus fuentes, humano descanso es el pozo Curavacas que a la izquierda se esconde como si buscara refugio pegado a la lisa pared de la mole que conforma el macizo del terrible Curavacas...  Fue el martes. Lo primero que quería acometer tras el necesario descanso en pétrea casita de un pueblo con encanto. Era la tercera vez que me proponia la empresa. Tras el fiasco de 2002, y lo bien cobrado de 2011, deseaba hacer cumbre con la promesa de la tercera y la vencida...  Mañana de sol primaveral. Me he lucido con el tópico. Reproches no me llegaran porque en Triollo no hay cobertura para aquellas personas que se quisieran molestar en amonestaciones y reprimendas. Era mañana de sol y punto. Punto y aparte... Para el asfalto que alcanza Vidrieros. Para el camino en cierto modo despojado de abedules, servales y mostajos. Senda que el río acompaña con su onomatopeyico sonido al que no acierto en el intento de buscarle nombre...
  La piedra suelta. El pedregal. La pedrera. Rocas que se desprendieron de lo alto y en manada acuden a las botas del montañero para saludarlo de una manera que en el argot que sale en caliente 'jode'. No hay otra. No caben los enfados. El pico es así. O lo subes...o te das la vuelta.   Pero... ¿cómo hacerlo luego de contemplar esa silueta tan hermosa como espeluznante? Esos riscos. Esas cornisas. Esos callejos. Atracción fatal. La que fue un día para aquel grupo de montañeros que subió para nunca más volver. Sucedio hace tanto que uno no se acuerda porque estaba naciendo. Gila y su chiste: "Cuando naci estaba solo; no había nadie en mi casa". ... El grupo ganaba la cumbre cuando un alud que se preveía los sepultó.   Demasiada nieve para nada bueno. Manto que habría de esconderlos por tantos meses como los que van de las navidades al verano. Una mano se asomo. Una mano sin vida como para decir Hola. Como para contestar al saludo de un Que tal, Buenos dias, Mala muerte. O buena: mejor en el Curavacas con manta de nieve que en una morgue cubierto con el sudario de libro con el que tapan a los muertos...  El martes era y fue distinto. Era la piedra con leves lagrimones de nieve. Negociar el pedregal como al que le toca fregar después de una comilona que precede al mejor de los partidos del Athletic Club o al del Club Portugalete. Al del Portu que no veré. En La  Florida frente al Alavés. Lucha de gigantes.   Sábado 23, 18:30. Demasiada emoción como para que se me eche en falta. La pena será mía. Extraño dolor del que está con la mirada clavada en la pantalla donde se anuncian el resultado y los minutos. Aún es viernes. La ascensión al Espiguete será manaña, sábado 23. Broche final. O tal vez no. Para este vestido que se empezó a tejer al día siguiente de la llegada. En la pedrera nos habíamos quedado. Evitar el desvío hacia la derecha.   El Callejo del Hospital no nos promete nada bueno. Basta reparar en su nombre: 'Hospital'. Urgencias. "Un montañero de Portugalete se precipitó...".  Al escribir, uno también se precipita. Quiere decir cosas tan bonitas que parece no llegarle el momento...No hay senda en sí. Y si la hubiera, no cabe humillar la mirada porque al Curavacas hay que mirarlo de frente. Que vea el muy cabron que no se le tiene miedo. Acaso respeto. La educación está bien vista, y sobre todo en las grandes alturas. Nos dirigimos hacia los 2524 metros a los que hay que sumar el codeo. El trepe y el destrepe.   El ayudarse hasta con el mentón cuando toca negociar paredes a derecha e izquierda. Hacia arriba y el necesario retroceso.  Las chimeneas son muy largas y estrechas. De algo habría de servir un cuerpo que amenaza con quedarse hasta en los huesos.  No hay hitos. La senda la marca la intuicion. El querer escalar. El respeto de las graníticas paredes cuyos salientes carecen de las manos de aquellos montañeros que prefirieron morir trocando en piedra para servirme a mi algún día de algo.  Los tomo de la mano. Un arreon. Me plantó en la cornisa. Una mano y otra. Y un pie allá donde habita la muerte. De repente, él no va más...
  Aparece la nieve. Conviene no fallar. No fiarse por aquello de los resquicios y las grietas. La montaña pide aire. Cuidado allí donde se abre la nieve. Pisar ya bien confiado. La nieve se deja querer. Hundese la bota. Clavase el bastón. Tiempo ya para el júbilo cuando se divisa el vertice geodésico. Y la cruz con sus tiras de colores. Algo más. Mochila apoyada en el cilindro. El bastón. Alejarse el viejo montañero debido a su deseo de plasmar la imagen por aquello de evitarse las mil palabras, y más...  Es tiempo para arrojar con los ojos la mirada hacia el pozo Curavacas, que ha unos años a su lado me tuvo y mis manos en sus negras aguas sumergí por aquello de arrojar luz sobre el mito en el que yace este pozo de nombre tan singular. Curavacas: del mito a la poesía...  Curavacas: "Con veinte años de menos me habría arrojado / de cabeza a tu pozo / y me habría empapado /  volando, hasta tu lado me habría acercado / para que con tu lengua, tu boca, tus labios / mi cuerpo tú habrías secado /  Con veinte años de menos me habría matado...".  No te supe amar / y es por aquel error mío que tú ahora / no estás a mi lado / del pico Curavacas en su cima / Monolito, mochila, baston... Y un montañero de Portugalete. A su lado.  Post-Scriptum: este artículo se termino de escribir el viernes 22 de Abril, a las 23:10. De ahí que ciertos hechos, como la dolorosa derrota del 'Portu', 0-2 frente al AlavÉs B, sean realidades que el periodista que escribe este artículo ni siquiera imaginaba.

Un artículo para ElDesmarque Bizkaia de Luis Mari Pérez 'Kuitxi', futbolista, periodista, montañero, pero sobre todo escritor: cuentos, relatos, crónicas, artículos radiofónicos, literatura de viajes. 

@LuismaPrezGartz

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