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Txopi evoluciona adecuadamente

Kuitxi

El domingo 3 de septiembre, en La Florida y frente al Amurrio, una mala caída provocó al centrocampista y capitán del Club Portugalete, Ángel Gandara 'Txopi', una subluxación de clavícula. Firme como la piedra de su Sierra de Candelario, tan solo un día tuvo que pasar para que "me la colocaran pasando las de Caín".

"Pero tiene su recompensa, y por la tarde noche pude hacer bici y algún ejercicio más para no perder lo ganado en pretemporada", señala este martes el gualdinegro a ElDesmarque Bizkaia. "Espero ir sumando más ejercicios, y a ver cómo evoluciona estos días porque todavía hay mucha inflamación y dolor... pero soy muy cabezón", afirma el ahora jarrillero.  Mientras todo vuelve a su ser, en el gimnasio del campo municipal y en solitario en los días que no hay 'entreno', Txopi machaca su tren inferior a base de bicicleta y ejercicios de propiocepcion: "Estoy mucho mejor de dolores, pero todavía tengo bastante molestia", incide.  El lunes, tras su visita al medico, confesó que este "me ve mucho mejor; apto para cualquier ejercicio siempre que no haya contacto". Rehabilitación y bicicleta. Mantener a tope el tren inferior, e ir con mucho cuidado con el superior porque la zona "está con un hematoma e inflamada; paciencia y poco más porque la cosa va muy bien", explica.  

Y es que por él no queda. 'Txopi' acude todas las tardes a La Florida. En su gimnasio se ejercita, con ultrasonidos, masajes y calor enfocados hacia la zona dañada. Andoni Lucas, 'fisio', y Eneko Andrés, preparador físico, trabajan en equipo a fin de que pueda estar cuanto antes a las órdenes de su entrenador, Aitor Calle, un hombre, cauto, que se aprendió aquello de que las prisas son las peores consejeras a la hora de rehabilitar a un futbolista que cayó herido de la manera más tonta.

 El médico de la Mutua le prohibe, de momento, el "contacto". Se refiere el galeno al choque, a la carga, a la disputa de balones divididos, pero no, nunca, jamás, a ese otro (contacto) que conlleva tanto calor humano como le regalan sus compañeros, con los que no ha dejado de compartir vestuario.
Por Luis María Pérez, 'Kuitxi'. 

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