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Cultu campeón; Alavés y Sestao acechan al Portu

Kuitxi

El empate de Artunduaga le supo a gloria al Basconia, y al 'Portu', a cuerno quemado. Al equipo local, por igualar el marcador a un minuto del 90, y de penalti, cuando la suerte parecía estar echada; a los jarrilleros, porque el penalti, señalado no por el árbitro, sino por su asistente, les pareció del todo injusto por inexistente, una pena máxima que, de no haber existido otra previa a su favor que les ponía por delante en el 76', seguramente no habría sido señalada: la tan famosa 'ley de la compensación'.

Una compensación que no venía a cuento porque, según confesiones de uno de los capitanes del cuadro de la Noble Villa, que casan a la perfección con las declaraciones efectuadas a ElDesmarque Bizkaia por Mediavilla, un portero visitante que abandonaba las instalaciones de Basauri con el enfado propio de los que creen haber sido perjudicados al entender que la pena máxima en su contra no se ajustaba a lo que dicta el reglamento. Txopi, cuestionado por el Desmarque Bizkaia acerca de los dos penaltis que derivarían en los dos goles de un empate, se expresaba así...  "Con tanta normativa y tanta historia, no sé ni cuándo son ni cuando no son. Para mí, el que nos pitan a favor es muy claro: la despeja de puños un defensa de ellos; y el que nos pitan en contra, le da en la mano a Ukerdi, pero el balón había botado previamente y, además, 'Uker' estaba de espaldas al jugador del Basconia que había metido en golpeó el balón al área. Para mí, no es, y además lo pita el línea". Jorge Mediavilla, por su parte, no estaba para bromas: "Corres estaba de espaldas a la jugada. Con los brazos prácticamente pegados al cuerpo, y, además, el balón le venía luego de un bote vertiginoso".  Lo que es del todo objetivo es que el árbitro no vio nada punible; fue el asistente el que, levantando el banderín, le puso en un brete tan abusivo al juez principal que se vio abocado éste a señalar el punto de penalti. Para regocijo de un Basconia que se había rendido a la evidencia de una derrota; para enfado descomunal de un Portu que entendía estar siendo víctima de una tropelía.
Fue tal la marabunta que se formó  en torno al 'trencilla',  unos para el reproche, los otros para que el colegiado no se echara atrás (cosa que no sucede nunca), que el tiempo se estiró en dos o tres minutos. Tanto jaleo no descentró al lanzador basconista, que batió a Mediavilla en el arte del engaño. El Basconia celebró el gol como si el empate que conllevaba les librara de todo mal; el Portu se siguió lamentando hasta que el último de sus futbolistas desapareció por el túnel de vestuarios.
  PARTIDO GRIS  El Portu saltó  al verde de Artunduaga conocedor de todo. Sabía, empecemos por lo más alto, que, de no puntuar, la Cultural de Durango, luego de su enésimo paseo militar en Azkoitia, se proclamaría campeona del grupo cuarto de la Tercera División. Sabía, también, que el Alavés y el Sestao River, luego de imponerse el primero al Balmaseda (2-0), y el segundo terminar con el precioso sueño tomatero (1-3 en Etxezuri), al ingresar en el club de los '60' (61 puntos para ambos), se colocaban a dos puntos, con la amenaza, doble, que ello conlleva.  Era sabedor (tercera noticia 'mala') de que la Real C, tras imponerse al Amurrio por la mínima, se ponía a tiro de victoria con sus 60 unidades. Supo, por fin, que en la mañana dominical de San Jorge, el Santurtzi, que peleaba no "en nombre de un color, sino en el de un sentimiento", en un partido de puertas abiertas, habría de beneficiarle al remontar ante un Beasain que parece desinflarse en el tramo decisivo de la liga.
Su mérito fue innegable. Tras retirarse a los vestuarios con un 0-1, los morados empataron en el 46'  gracias a Aranbarri. Corría el 26' cuando Jonan habría de marcar uno de esos tantos capaces de alegrar  los ojos incluso luego de una llorera: recibió un balón llovido al vértice derecho del área que atacaba. Era un centro de esos proclives al control, una conducción orientada y un encararse con el defensa que le cierra el paso. Jonan se saltó semejante protocolo merced a una intuición propia de los genios...  Viendo el balón como caía, armó su pistola... perdón, quise decir su pierna, pierna derecha, y soltó un latigazo tras contactar con el esférico sirviéndose del empeine, entre total y un poco de  exterior para que la pelota viajara vertiginosa de fuera adentro, vuelo bajo,  colándose pegadita al palo largo. Locura total de un equipo que da un paso de gigante para librarse de todo mal.  El Portu, de cinco eventos en los que también jugaba, acaba de recibir la única noticia grata. Ahora le tocaba a él ser protagonista de su propia suerte. En Artunduaga. Ante el Basconia. Ese nombre que no puede tapar la evidencia de un 'Athletic C' envuelto de lleno en una cuenta atrás que le aparte de ese 'arrastre' que, por esperarse, tanto se teme. No fue un buen partido de fútbol. Ni mucho menos.  El Portu, jaun ta jabe, dominó el juego y el partido durante la primera media hora. Hasta que Txopi y Corres, que tanto habían alimentado las bandas, vieron cómo  el centro del campo basconista le robaba el cuero. Ritmo lento, pausado, motela, de los de Ander Alaña, que dormían la pelota hasta hacerla despertar con envíos que buscaban a su ariete. Con tanto como eso el duelo se igualó. Un choque sin ocasiones de gol, ya claras, ya grises, ya oscuras. Sin noticia de los porteros. Hasta que...  En el 52' Ukerdi Corres hizo lo que a todo medio centro le está terminantemente prohibido: siendo el último defensa, el primer atacante, trazó un pase horizontal cuando en la trayectoria se interponía un rival, 'Morci', delantero que agradeció el regalo, lo aceptó , hizo suya la pelota y, sin oposición, encaró a Mediavilla, guardameta jarrillero que, sacando una mano prodigiosa, salvó  a su equipo de un gol que ya se cantaba. Habría sido el 1-0. El Basconia, por delante aún sin haber creado por sí mismo una jugada de gol.  El susto alertó al Portu. Y el partido se fue afeando. Condenados al empate por el delito de no encandilar a una tribuna plagada de lo más granado del fútbol vizcaíno. Si un grueso error había posibilitado la única opción de gol del Basconia, otro, llamativo en grado sumo, habría de ponerle el gol en bandeja a Gabri Ortega, el especialista desde las once metros que burló  a su oponente luego de que el árbitro se viera obligado a señalar un penalti de libro por mano escándalosa de la zaga gualdinegra a la salida de un córner. Corría el 77'.  Fueron, a partir del enésimo gol de la 'Pantera Rosa' de Burgos, los mejores minutos del Club Portugalete, que, aprovechando el ansia local, se estiró en 'graciosos' contraataques, fundamentalmente por la banda derecha, en la que Arbeloa, Infante y Bonilla hacían estragos. Estragos virtuales. Porque la avería postrera,  y definitiva, correría a cargo del Basconia, un "Athletic C' que, al resultar agraciado en  la ruleta de la fortuna, continúa alimentando el 'contubernio de los parias de la Tercera': de penalti ¿injusto? y en el último minuto.  "Esto es to... Esto es to... Esto es to... Esto es todo, amig@s. Nos vemos en la próxima caricatura". Como se decía en aquel aula de la Facultad de 'Lejona' cuando Jaime Ugarte, Lolo Piñeiro y José Iragorri dirigían aquel 'Carrussel Deportivo' en el que uno era uno más de los enviados especiales por aquellos campos en los que arbitraban Acebal Pezon y Condón Uriz.
Por Luis María Pérez, Kuitxi. Periodista y exfutbolista del Portugalete

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