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Derrota cruel del Portugalete sobre la bocina en Gal

El Club Portugalete no pudo esquivar la derrota ante el Real Unión.
Kuitxi Pérez

Hay quien sostiene que "los empates no sirven para nada" en esta Segunda B en la que el Club Portugalete milita. Por lo corta que es la fase regular. 11 equipos. 20 partidos. 60 puntos en juego. Opinión que uno considera equivocada. Todos los técnicos implicados inciden en la igualdad existente, en lo tremendamente peleados que resultan los partidos. Aitor Zulaika, entrenador del Real Unión, abundaba en la previa sobre lo dificultoso de enfrentar al Portugalete, "un equipo que, en el breve espacio de tres días, viene de empatar con la Real Sociedad B y de eliminar de la Copa a la Ponferradina". No se equivocaba. Sí, en cambio, toda persona que no da valor a los empates.

Minuto 94' en Gal. El tiempo, flotando, en el aire, como a la espera. Detenido sobre la delgada línea que separa los minutos de juego del pitido final. El empate [1-1], el punto, era oro para un Portu que no ha había podido ganar, pero, sobre todo, que no merecía perder. Oro se ha dicho. Oro molido que Ezequiel Loza estaba guardando con delicadeza en su paño de entrenador. Sucedió que el balón cayó a una banda derecha huérfana de defensores azules [de azul completo vestía el Portu]. Resultó que el balón enviado a la olla fue defectuoso. De esa imprecisión habría de servirse Elosegi para darle a los suyos la victoria.

Porque de haber 'tocado' la pelota como es debido, habría sido presa ésta de los inteligentes guantes de Jorge Mediavilla, maestro a la hora de atrapar pelotas en vuelo. El centro al área derivó en un esférico un palmo más arriba de la cabeza más baja. Mediavilla decidió salir intuyendo una pelota llovida. Sus guantes, de este modo, no recogieron sino aire en un espacio vacío. Elosegi cerró los ojos como temeroso de una embestida. Estaba bien defendido. Su remate resultó como un rebote. De no haber abandonado su portería, Mediavilla habría recogido la pelota en su regazo. Y de seguido, dejado caer al suelo imitando al cien por cien de los porteros que, tras el botín, se alimentan de segundos al final de los partidos. El Portu le había dado de beber a un Real Unión que terminaba seco la contienda. Generosidad que no era de recibo porque...

A falta de un minuto para el 94 decretado por el árbitro, la pelota estaba en pies de un atacante jarrillero. Cerca del área de Irazusta. Se le gritaba, Vete al córner y mata junto al banderín el partido. No fue capaz de ver lo que se le decía. Cegado por la ambición, se decantó por el disparo. Pero 'enseñó' tanto el balón, lo puso en tanto riesgo, que se lo robaron. A partir de ahí, el Real Unión acometió su último intento de ganar un partido que no merecía. Transición que no debería haber existido. A partir de ella, errores concatenados en la retaguardia de la escuadra de Ezequiel Loza. De esos que se dio en llamar 'no forzados'.

Derrota para el Portugalete de Ezequiel Loza en el Stadium Gal de Irun.

Comenzando por "dos córners que no tuvieron que existir", al parecer de Loza, "y al existir, debieron defenderse mejor". El míster del Portu entiende que, "seguramente, nos pudo la ansiedad". Apunta, también, que "han faltado tablas". Teoría que uno comparte. Tablas, exceso de ambición, y la 'confianza suicida' de Camus. El lateral derecho, uno de los hombres más loados por su técnico, protegió con su cuerpo el balón para que se perdiera por la línea de fondo. Creía el lateral que era saque de puerta. ¡Era saque de esquina! Agua para el sediento.
Estrategia horizontal al límite del tiempo. A partir de ella, lo ya narrado. Con la culminación cruel e injusta del último remate del partido. Tan obsceno resultó el gol de la derrota, que el balón se negó a besar la red a pesar de terminar enredado entre las mallas.

Antes de que a Loza se le escurriera entre los dedos el oro molido de un empate en semejante escenario, un partido en el que, a pesar de su manejo del balón, el Real Union no acumuló méritos suficientes para llevarse el gato al agua. Llegaba al área rival, pero todo terminaba en artificio. Hasta que, en el 20', Camus, en lugar de encimar a Rivero, reculó con sus manos escondidas en su espalda. Tan cómodo se sentía, que el 'ex del Recreativo de Huelva' marcó  los tiempos para terminar convirtiéndose en Jon Rahm embocando la bola a un metro del agujero.
Cuando el 'Portu de Loza' no defiende como es debido, lo paga. Real Unión, por delante. Escenario complicado. Y sin embargo, Murua, agradeciendo un servicio de Salado a balón detenido, remató a bocajarro. Debería haber sido gol. El del empate. No quiso, sin embargo, que el central del Portu tuviera poder.

No lo quiso Irazusta, que sacó a relucir reflejos felinos con sus manos enguantadas. No lo quiso, en segunda instancia, ese travesaño maldito en el que se estrelló la pelota. Quedaba un segundo tiempo por jugar. El Portu lo hizo en campo ajeno. Insistió. Y recibió su justo premio. Natxo Ruiz. El lateral zurdo clavando de cabeza por la escuadra un córner. Minuto 74'. A partir de ahí, no medió  "la ansiedad" a la que se refiere Loza. Cuestión de "tablas". Con tanto como eso, el equipo habría matado el partido en el córner derecho de la portería de Irazusta. Muerto, agotado el tiempo, las "tablas" del Portu habrían derivado en esas otras "tablas" que te permiten añadir un 'punto de oro' tan justo como trabajado. El miércoles [23], en Lasesarre, al Portu le espera un Barakaldo crecido tras su goleada al Deportivo Alavés B.

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