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¿Quién ganará el Oscar al…Mejor Guión Original?

La gala de los Oscar se acerca y hay que ir completando las quinielas para la gran noche. A continuación, analizamos la categoría de Mejor Guión Original y presentamos sus candidatos.

Birdman

Alejandro González Iñárritu concurre por primera vez, junto a Armando Bo, Nicolás Giacobone y Alexander Dinelaris Jr., como candidato a la categoría de mejor guión original en un giro teatral, y nunca mejor dicho, a la habitual densidad dramática imprimida a sus anteriores films, la mayoría de ellos escritos por su ex compañero Guillermo Arriaga. En Birdman no hay ni rastro de puzles de montaje imposibles marca de la casa, de hecho, a primera vista, ni siquiera hay montaje, tan sólo un río de situaciones rocambolescas engarzadas en torno al personaje de Riggan Thompson en los momentos previos al estreno de la obra de teatro que al fín le librará de la pegajosa popularidad del superhéroe que interpretó hace décadas.

La ilusión del plano-secuencia que nos intenta endosar Iñárritu precisa de un guión construido a modo de engranaje perfecto en el que el tiempo se pliega en el espacio claustrofóbico de las bambalinas del teatro. Y resulta que lo consigue. Los diálogos y encuentros mantenidos entre Thompson y el resto de personajes, incluido el hombre pájaro, se suceden con acierto al compás insistente de la batería, sin fracturas, sin descanso. Esa es su principal baza, la de componer una obra cerrada que, sin embargo, quiere decir mucho más de lo que se plasma en pantalla.

El gran hotel Budapest

Independientemente de si eres seguidor entusiasta de la obra cinematográfica de Wes Anderson o por el contrario, como a mí, te carga el universo personal del cineasta, hay que reconocer su capacidad para construir historias con una atmósfera especial y personajes entrañables a la vez que inverosímiles. Esta es la tercera vez que está nominado a la categoría tras las candidaturas fallidas de Los Tenenbaums y Moonrise Kingdom, y lo cierto es que es su trabajo más complejo. La narración de El gran hotel Budapest tiene ritmo y está nutrida por un extenso elenco de personajes bien perfilados en su propia peculiariedad, marcados por un humor un tanto retorcido y con un sustrato de nostalgia que se extiende por la película como una sensación incierta aunque palpable a la vez.

Boyhood

Bajo la asunción del ‘todo es ahora’, Boyhood logra lo que nunca antes había conseguido ninguna película con tanta fidelidad; narrar una etapa de la vida de un personaje erradicando las grietas temporales, creando la sensación de que las experiencias y acontecimientos más o menos importantes de la infancia de Mason fluyen sin elipsis ni cambios abruptos, como la vida misma, en un continuo del que se pierde la consciencia.

Richard Linklater es un obseso del tiempo. Ya lo demostró en la trilogía protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpy, por la que obtuvo dos nominaciones al Oscar en esta categoría (concretamente por Antes del Atardecer y Antes del Amanecer), y lo ha vuelto a hacer en una de las obras más originales y entrañables de la historia del cine, rodando durante doce años con un esquema de guión reducido al que ha ido dando forma junto a los actores y actrices que se embarcaron en esta aventura.

Foxcatcher

No se puede decir que E. Max Frye y Dan Futterman se hayan roto la cabeza ingeniando diálogos para la película de Bennett Miller, donde los silencios ganan la partida a las palabras. Probablemente ese era su objetivo. La concepción de esa atmósfera opresiva en el centro de entrenamiento regentado por un multimillonario desequilibrado parece emplazar al espectador a ver más allá de lo que se dice, intuyendo los traumas y derivas de sus personajes. El problema es si el espectador estará realmente interesado es hacer ese esfuerzo y si no se quedará en el camino asediado por el más absoluto aburrimiento.

Nightcrawler

Dan Gilroy se pasa del género de acción puro y duro (El legado de Bourne, Acero Puro) a la crónica social sin perder de vista algunos elementos del thriller para dar forma a una interesante historia sobre las barbaridades morales que está dispuesto a cometer un inadaptado social para alimentar el apetito voraz de las televisiones locales por retransmitir imágenes macabras de accidentes o asesinatos. A pesar del gancho de la trama, la película no termina nunca de alzar el vuelo por su falta de originalidad en un desarrollo demasiado esquemático y repetitivo de los acontecimientos. Y sí, el final es muy predecible.

Las apuestas

Descartando en primera instancia el triunfo de Foxcatcher y Nightcrawler, la categoría se presenta ajustada entre la terna restante. Dependiendo de si Boyhood o Birdman se alzan con la estatuilla a Mejor Película, el efecto ‘bola de nieve’ puede llegar al guión. No obstante, no es descartable (de hecho es el patrón que se ha repetido en premios anteriores) que, aunque una de las dos citadas se alce como vencedora, El Gran Hotel Budapest obtenga su reconocimiento, lo cual significaría también el respaldo definitivo de la Academia a la carrera de Wes Anderson. Si tengo que tirarme a la piscina, apuesto por el hotel Budapest, aunque el corazón siempre vaya con Boyhood.

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